esperanza de hacer la de sus padres. Todos estos sentimientos la inspiran un entusiasmo que eleva su alma y tiene subyugadas todas sus mezquinas inclinaciones á una pasion tan noble. Sofía será casta y honesta hasta su último aliento: lo ha jurado en el fondo de su alma, y lo ha jurado en un tiempo en que conocia ya todo lo que cuesta cumplir semejante juramento: lo ha jurado cuando hubiera debido revocar esta promesa, si sus sentidos fuesen capaces de reinar sobre ella.
Sofía no tiene la dicha de ser una amable Francesa, fria por temperamento y coqueta por vanidad, que quiere brillar mas bien que agradar, y que busca la diversion y no el placer. La sola necesidad de amar es la que la devora, viene á distraerla y perturbar su corazon en medio de las diversiones: ha perdido su antigua alegria: la fastidian los retozones juegos, estos no son ya para ella. Lejos de temer el fastidio de la soledad, la busca: piensa en ella en aquel que debe hacersela dulce: todos los indiferentes la importunan: no necesita de cortejos sino de un amante: gusta mas de agradar á un solo hombre de bien y agradarle siempre, que elevar en su favor el grito de la moda que