las observaciones que ha hecho en el poco mundo que ha visto. Naturalmente es alegre Sofía; era retozona cuando niña, pero su madre ha cuidado de ir poco á poco refrenando sus vicios de ligereza, temiendo que muy pronto una repentina mudanza la instruyese del instante que la habia hecho necesaria. Se ha hecho, pues, modesta y reservada aun ántes de que fuese tiempo de serlo, y ahora que este ha llegado, la es mas fácil conservar el tono que ha tomado, que lo que la seria tomarle sin indicar la razon de esta mudanza. Es una cosa graciosa verla alguna vez abandonarse por un resto de su antigua costumbre á vivezas de la infancia, y de repente volver sobre sí misma, callarse, bajar los ojos y ponerse encarnada: es preciso que el término intermedio entre las dos edades participe un poco de ámbas.
Sofía es en estremo sensible para conservar una perfecta igualdad de genio; pero tiene demasiada dulzura para que esta sensibilidad sea muy importuna á los demas: á ella sola es á quien hace mal. Digase una sola palabra que la incomode, no muestra enfado; pero se la comprime el corazon, y procura escaparse para ir á llorar. Que su