sus modales son libres y no desdeñosos: el aire insolente solo pertenece á los esclavos: la independencia nada tiene de afectado.
Cuando se ama, se quiere ser amado: Emilio ama á los hombres, y por lo mismo quiere agradarles. Con mayor motivo quiere agradar á las mugeres. Su edad, sus costumbres, su proyecto de hallar una estimable compañera, todo concurre á alimentar en él este deseo. Digo sus costumbres, porque estas hacen mucho: los hombres que las tienen son los verdaderos adoradores de las mugeres: no tienen como los otros no sé que especie de algarabía burlona de galanteo, pero sí aquel celo, aquel interes mas verdadero, mas tierno, y que sale del corazon. Yo conocería cerca de una jóven á un hombre que tiene buenas costumbres y domina á la naturaleza, entre cien mil disolutos. Juzgad lo que será nuestro Emilio con un temperamento nuevo y tantos motivos para permanecer en él. Cerca de ellas creo que alguna vez será tímido y confuso; pero seguramente no las desagradará esta confusion, y las menos bribonas tendrán demasiado el arte de gozar de ella y de aumentarla. En cuanto á lo demas, su obsequio mudará sen-