de tener: si no gasta las fórmulas de la cortesía, tiene las atenciones de la humanidad, no gusta de ver padecer á nadie: no ofrecerá su puesto á otro por melindre, pero se lo cederá voluntariamente por bondad, si viendole olvidado juzga que este olvido le mortifica; porque á mi jóven le costará menos estar en pié de su voluntad, que ver al otro estarlo por fuerza.
Aunque Emilio no estime generalmente á los hombres, no les manifestará desprecio, porque les tiene compasion y se enternece con ellos. No pudiendo darles el gusto de los bienes reales, les deja los de la opinion con que se contentan, no sea que quitandoselos sin resarcimiento, los haga mas infelices que ántes eran. No es, pues, disputador, ni tiene espíritu de contradiccion; tampoco es complaciente ni adulador: dice su parecer sin contradecir el de nadie, porque ama la libertad en todo, y la franqueza es uno de sus mas preciosos derechos. Habla poco, porque se cura poco de que se ocupen de él; por lo mismo, solo dice cosas útiles; de otro modo, ¿que le obligaria á hablar? Emilio es demasiado instruido para ser jamas hablador.