les viene á la boca. Si rara vez da el mio semejantes esperanzas, nunca causará este sentimiento, porque jamas dice una palabra inútil, ni se apura por hablar de lo que no sabe, ni se le escucha. Sus ideas son cortas, pero limpias; si nada sabe de memoria, sabe mucho por esperiencia; si no lee tan bien como otro niño en nuestros libros, lee mejor en el de la naturaleza; no está su entendimiento en su lengua, sino en su cabeza; tiene menos memoria que discernimiento y solo sabe hablar un idioma, pero entiende lo que dice; y si no habla tan bien como hablan los otros, en recompensa obra mejor que los otros obran.
No sabe lo que es práctica, uso, hábito; lo que hizo ayer no influye en lo que hace hoy; jamas sigue formulario: no cede á la autoridad ni al ejemplo, ni habla ni obra sino como le conviene. Por lo tanto, no espereis de él discursos estudiados, ni modales afectados, sino siempre la fiel espresion de sus ideas, y la conducta que nace de sus inclinaciones.
Hallais en él un corto número de nociones morales que se refieren á su estado actual, y ninguna acerca del estado relativo á los