de los trabajos, de las instrucciones y de los estudios.
No se trata de enseñar las ciencias al niño, sino de darle gusto para que las ame, y método para enseñarselas cuando esté mejor desenvuelto este gusto.
Dos veces nacemos, por decirlo asi: una para existir, y otra para vivir; una para la especie, y la otra para el sexo. Sin duda yerran los que tienen á la muger por un hombre imperfecto; pero la analogía esterior está por ellos. Los niños de ámbos sexos ninguna apariencia que los distinga tienen hasta la edad nubil: el mismo rostro, la misma figura, el mismo color, la misma voz; en todo son iguales: las niñas son criaturas como los niños, y este mismo nombre basta para calificar á seres tan semejantes. Los varones en quienes se impide el desarrollo ulterior del sexo, conservan toda su vida esta conformidad, y siempre son niños grandes; y las mugeres que no la pierden, parecen bajo muchos aspectos no ser jamas otra cosa.