No ha existido jamás una mujer linda que no haya hecho ensayos ante el espejo. — Acto 3.°, escena 2.ª
Carece de juicio el que confia en la mansedumbre de un lobo, en la salud de un caballo, en la amistad de un imberbe y en el juramento de una mujer liviana. — Acto 3.°, esc. 6.ª
Vale más ser despreciado, y saberlo, que vivir adulado tenido siempre en desprecio. — Acto 4.°, esc. 1.ª
El sér más vil, más ínfimo y más perseguido por la suerte, alienta continua esperanza y vive ageno de inquietudes. — Acto 4.°, esc. 1.ª
La dicha es la que sufre cambios dolorosos; la desgracia tiene por reverso la alegría. — Acto 4.°, esc. 1.ª
Es desdicha de las edades que los locos sirvan á los ciegos de lazarillos. — Acto 4.°, esc. 1.ª
La naturaleza que ultraja su origen no tiene en si freno que la sujete. — Acto 4.°, esc. 2.ª
La cordura y la bondad parecen viles á los viles; la corrupcion no gusta más que de sí propia. — Acto 4.°, esc. 2.ª
La deformidad es menos horrible aún en el demonio que en la mujer. — Acto 4.°, esc. 2.ª