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el insensato, el instruido y el ignorante, el fuerte y el débil, aparecen en tal estado como afines que congenian entre sí. En las luchas y tempestades de la desgracia es cuando la purificacion, armada de su ancha y poderosa criba, aparta y echa al aire los átomos lijeros y deja solo lo que tiene cuerpo y consistencia real, rico en virtud y sin mezcla alguna. — Acto 1.º, esc. 3.ª

El valor aparente y el valor real muestran su diferencia en los azares de la desgracia. — Acto 1.°, esc. 3.ª

El placer y la venganza tienen, oidos más sordos que los de las culebras para escuchar la voz de un saludable consejo. — Acto 2.º, esc. 2.ª

El miedo trueca los querubines en demonios; jamás vé la realidad. — Acto 3.°, esc. 2.ª

El temor ciego, guiado por la razon despejada, vá con paso más seguro que la ciega razon tropezando sin miedo. — Acto 3.°, esc. 2.ª

Lo monstruoso en materia de amor, es que la voluntad sea infinita y el poder limitado; que el deseo carezca de vallas y la ejecucion sea esclava de ellas. — Acto 3.°, esc, 2.ª

Juicio y amor á un tiempo no caben en humana criatura. — Acto 3.º, esc. 2.ª

El orgullo no tiene para mirarse más espejo