bocados suculentos enriquecen la carne y arruinan de un todo el espíritu. — Acto 1.º, esc. 1.ª
El estudio, á ejemplo del radiante sol del cielo, se revuelve contra el análisis de unos ojos impudentes. — Acto 1.°, esc. 1.ª
La belleza se estima por el juicio de los ojos y no por la vil lisonja de una lengua que se interesa en darle fama. — Acto 2.°, esc. 1.ª
La mano que dá, aunque sea fea, tiene segura su alabanza. — Acto 4.°, esc. 1.ª
Un borracho gusta siempre de otro borracho como él. — Acto 4.°, esc. 3.ª
El tacto del amor es más delicado, más sensible que los blandos cuernos del enroscado caracol. — Acto 4.°, esc. 3.ª
Las mujeres son los libros, las artes, las academias que explican, contienen y alimentan todo el universo. — Acto 4.°, esc. 3.ª
La sensual juventud es menos ardiente en sus excesos, que la gravedad cuando se entrega al amor. — Acto 5.°, esc. 2.ª
La locura aparece menos acentuada en los locos que en los cuerdos; pues cuando el buen juicio desatina, todas sus facultades tienden á pro-