es un código que nos permite reinterpretar nuestro pasado, nuestra herencia cultural (tangible e intangible). En síntesis, nos proporciona un lenguaje que nos permite comprender la esencia, la profundidad de nuestra cultura; es un puente entre el pasado y nuestro presente.
Comprender la obra en su conjunto nos permite, a través de este código o lenguaje, dejar de ver nuestro pasado como algo ajeno, incomprensible, inconexo, ¡muerto! Deja de ser tan sólo "estético, arqueológico, museístico". ¡para pasar a ser algo VIVO, vigente, vibrante complementario, vital, trascendente, totalmente nuestro!
Castaneda nos presenta en su obra una impresionante biografía de cómo "se enganchó" en la Toltequidad. Relata de manera brillante y con una gran calidad literaria su camino al conocimiento, su "VIAJE A IXTLÁN". Presenta por primera vez a un indígena como un hombre desbordante de conocimientos sobre una realidad totalmente desconocida, "UNA REALIDAD APARTE"; a través de sus "RELATOS DE PODER" podemos vislumbrar tenuemente "EL SEGUNDO ANILLO DE PODER", e intentar "ver" otra concepción del ser humano y de la vida como energía.
Describe a Don Juan como un maestro sabio (nahual), generoso pero exigente, impecable y responsable de su conocimiento. Don Juan Matus se nos revela en la obra de Castaneda como debieron ser aquellos hombres que "aprendían a ser dioses" en Teotihuacán, aquellos que llegaban al "FUEGO INTERNO". Y al "entender" su filosofía, mágicamente se descubre un velo de lo obvio y evidente que ha sido todo nuestro proceso cultural y que, aun viviéndolo, no hemos podido hacerlo consciente.
Al leer las enseñanzas de Don Juan, en toda la obra de Castaneda, nos queda un sentimiento de que todo lo sabíamos, que de alguna forma nada es nuevo de ese maravilloso y portentoso conocimiento, que siempre existió en nuestras profundidades o que coexistió a flor de piel pero de manera fragmentada e inconexa en nuestra cotidianidad, como un "CONOCIMIENTO SILENCIOSO".
Las enseñanzas de Don Juan de alguna manera nos ayudan a darle orden y coherencia a todo lo que somos, sentimos y sabemos del mundo y de la vida. Nos revelan lo que hemos sido, somos y seremos. Las enseñanzas del viejo indígena yaqui, el chamán Juan Matus, son un encuentro con nuestro desconocido rostro milenario, son un acercamiento a nuestro pasado. Es una reconciliación con la "otra parte de nosotros mismos", la que hemos aprendido a negar desde hace 500 años; es una avenida para transitar a la necesaria fusión cultural.
La Toltequidad propone un camino hacia "la conciencia total" similar al budismo, al islamismo o al cristianismo, pero diferente en tanto que es propio, nacido y desarrollado en nuestra tierra, con nuestra gente. La Toltequidad, nahualismo o brujería (como la llama Don Juan), requiere que los seres humanos cambien sus ideas de sí mismos y del mundo; que se convienen en: "guerreros", seres capaces de la máxima disciplina y control sobre sí mismos, para llevar así una vida de impecabilidad, de fuerza interna, de ecuanimidad, de desapego. Actuando responsablemente cada acto; con conciencia, sobriedad y aplomo, manteniendo un sentido de "intento inflexible" en su objetivo, sin prisas, sin angustias de ganar o perder, sin esperar recompensas... para llegar al CONOCIMIENTO SILENCIOSO.
Don Juan y sus enseñanzas nos proponen una vieja fórmula que crearon nuestros sabios abuelos hace miles de años y que hoy, ante el fracaso del proyecto civilizatorio de
occidente, se nos presenta vital en los albores del tercer milenio.