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sabiduría de la Toltequidad, quienes logran encender todas sus emanaciones antes de morir, pero mantienen la fuerza de la vida y su conciencia y, en vez de que su conciencia sea devorada por el Águila, reciben el "don" y logran la libertad total.

LOS SERES INORGÁNICOS

La primera atención requiere todo el resplandor de la conciencia del ser humano y consume toda su energía; los videntes descubrieron que quitando hábitos se desprende a la conciencia de absorción en sí misma y le permite al resplandor enfocarse en otras cosas.

La recanalización de la energía es la llave de la brujería.

Para la Toltequidad, estar vivo significa tener conciencia; para el hombre común tener conciencia significa ser un organismo. Todos los seres orgánicos vivientes están constituidos de las emanaciones del Águila contenidas en un capullo. Sin embargo, los videntes detectan, a través del "ver", seres inorgánicos cuyas "membranas" o "receptáculos" (de las emanaciones) no tienen forma de capullos, pero sí contienen las emanaciones de la conciencia y muestran características de vida que no son el metabolismo ni la reproducción.

Este es un punto muy oscuro en el linaje de Don Juan, pues él tiene a dos “aliados” que son seres inorgánicos y los usa para su beneficio. Los seres inorgánicos se alimentan de los sentimientos humanos, que a final de cuentas, son energía. La relación con estos seres inorgánicos llevará a Castaneda a serios conflictos con su desempeño impecable como nagual. Personalmente creo que este es el lado oscuro de las enseñanzas de Don Juan...y actualmente del mundo y de la vida.

“Don Juan comentó que en la vida de los guerreros era extremadamente natural el estar triste sin ninguna razón aparente, y que, como campo de energía, el huevo luminoso presiente su destino final cada vez que se rompen las fronteras de lo conocido. Vislumbrar la eternidad que queda fuera del capullo es suficiente para romper la seguridad de nuestro inventario. En ocasiones, la melancolía resultante es tan intensa que puede provocar la muerte.

Dijo que la mejor manera de deshacerse de la melancolía es reírse de ella...

¿cómo puede el hombre conservar los vínculos de su humanidad y al mismo tiempo aventurarse, con gusto y con propósito, en la absoluta soledad de la eternidad? Cuando logres resolver este acertijo, estarás listo para el viaje definitivo...

—En verdad, los seres humanos no somos nada, don Juan —dije.

—Sé exactamente lo que estás pensando —dijo—. Por supuesto, no somos nada, pero ¡qué maravillosa contradicción! ¡Qué desafío! ¡Que unas nulidades como nosotros puedan enfrentarse a la soledad de lo eterno!...” C.C.

EL PUNTO DE ENCAJE

Aquí Castaneda retorna lo desarrollado, señalando que el mundo que nos rodea está constituido por campos de energía que la Toltequidad llama "las emanaciones del Águila", y que el mundo de objetos es tan sólo un "arreglo" en el que nos movemos. Por consiguiente, cada ser humano está constituido por una pequeña porción de "las emanaciones del Águila" que está envuelta en una fina membrana o capullo. Esta conciencia de ser es el resultado de la presión que ejercen las emanaciones de afuera o llamadas, “emanaciones en grande”, con las emanaciones de adentro del capullo. Esta conciencia de ser es lo que nos posibilita "percibir”.

Los seres humanos somos perceptores, es decir, podemos alinear algunas de las emanaciones de afuera con las interiores. El lugar donde se alinean las emanaciones

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