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Este descubrimiento de los toltecas resulta demoledor para el ego de la cultura occidental, que afirma que el ser humano es la cúspide de la creación, el depredador de depredadores. Los toltecas lograron “ver” que los seres humanos y lo que los rodea hasta el infinito, está constituido de pequeñas partículas de luz que tienen conciencia de ser. Lo que separa a los filamentos de luz que componen al ser humano de los filamentos que le rodean es una débil membrana que se forma por “la conciencia de ser”.

La vida del ser humano y de todos los seres vivos, tiene como objetivo acrecentar esa conciencia de ser, para que sea finalmente consumida por el Águila. Los seres humanos somos en consecuencia “el alimento del Águila”. Esta verdad, resulta una revelación muy fuerte para quienes han vivido en la creencia de que el ser humano es la cúspide de la evolución.

Pero finalmente, como dice Don Juan, no existen ni Águila ni emanaciones, sino algo que ningún ser vivo puede comprender. Sin embargo, el Águila y las emanaciones son algo tan real para los toltecas y la Toltequidad como para uno lo puede ser el tiempo o la fuerza de la gravedad para un ser humano moderno.

Recibir el "Don del Águila" es la meta final de los videntes; es la libertad total o la conciencia total.

"—La primera verdad acerca del estar consciente de ser, como ya te lo dije —comenzó—, es

que el mundo que nos rodea no es en realidad como pensamos que es. Pensamos que es un mundo de objetos y no lo es...

—La primera verdad dice que el mundo es tal como parece y sin embargo no lo es —prosiguió—. No es tan sólido y real como nuestra percepción nos ha llevado a creer, pero tampoco es un espejismo. El mundo no es una ilusión, como se ha dicho que es; es real por una parte, e irreal por la otra...

Explicó que uno de los legados más dramáticos de los antiguos videntes era el descubrimiento de que los seres vivientes existen solamente para acrecentar la conciencia de ser. Don Juan lo llamó un descubrimiento colosal...

Ellos vieron que es el Águila quien otorga la conciencia de ser. El Águila crea seres conscientes a fin de que vivan y enriquezcan la conciencia que les da con la vida. También vieron que es el Águila quien devora esa misma conciencia de ser, enriquecida por las experiencias de la vida, después de hacer que los seres conscientes se despojen de ella, en el momento de la muerte...

—En nuestro caso, como seres humanos dijo don Juan nosotros utilizamos esas emanaciones y las interpretamos como la realidad. Pero lo que el hombre capta es una parte tan pequeña de las emanaciones del Águila que resulta ridículo dar tanto crédito a nuestras percepciones,

y sin embargo no es posible pasarlas por alto. Llegar a entender esto, que parece tan simple, les costó inmensidades a los nuevos videntes..." C.C.

EL RESPLANDOR DEL HUEVO LUMINOSO

Para la Toltequidad el mundo está compuesto por las emanaciones del Águila y el hombre es un capullo que contiene las mismas emanaciones, tanto de afuera como de adentro. La luminosidad exterior atrae a 'la luminosidad interior; esto se produce en un punto del capullo y ahí se fija el estar "consciente de ser"; es esa la fijación del punto de encaje.

El grado de conciencia de ser de cada individuo, está determinado por la presión que ejercen las emanaciones de afuera sobre las de adentro, y esta presión está determinada por la pequeña porción de las emanaciones de afuera, que es igual a una pequeña porción de las de adentro; esta presión produce una luminosidad más intensa en todo el capullo.

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