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"—Mucho tiempo antes de que los españoles llegaran a México —dijo— existían

extraordinarios videntes toltecas, hombres capaces de actos inconcebibles. Eran el último eslabón en una cadena de conocimiento que se extendió a lo largo de miles de años...

Don Juan explicó entonces que su uso del término "tolteca" no correspondía a la manera como yo lo usaba. Para mí significaba una cultura, el imperio tolteca. Para él, el término "tolteca" significaba "hombre de conocimiento".

Dijo que en la época a que se refería, siglos o tal vez incluso milenios antes de la conquista española, todos aquellos hombres de conocimiento vivían dentro de una vasta área geográfica, al norte y al sur del valle de México...

—Después que el mundo de los primeros toltecas fue destruido, los videntes que sobrevivieron se recluyeron y empezaron un recuento de sus prácticas. Lo primero que hicieron fue establecer el acecho, el ensoñar y el intento como los procedimientos claves, luego descontinuaron el uso de las plantas de poder; quizás eso nos da cierta idea de lo que realmente les sucedió con las plantas de poder.

"El nuevo ciclo apenas comenzaba a establecerse cuando los conquistadores españoles acabaron con todo...

—¿Y cómo está la cosa hoy en día?

—Hay unos cuantos. Como tú comprenderás, están dispersos por todas partes.

—¿Los conoce, usted, don Juan?

—Una pregunta tan sencilla es la más difícil de contestar —repuso—. Hay unos a quienes conocemos muy bien. Pero no son exactamente como nosotros, porque se han concentrado en otros aspectos específicos del conocimiento, tales como bailar, curar, embrujar, hablar, en vez de lo que recomiendan los nuevos videntes: el acecho, el ensueño y el intento. Los que son exactamente como nosotros no cruzarían nuestro camino. Así lo dispusieron los videntes que vivieron durante los tiempos coloniales para evitar ser exterminados por los españoles. Cada uno de esos videntes fundó un linaje. Y no todos ellos tuvieron descendientes, de modo que quedan muy pocos...

Explicó que todos los linajes fueron iniciados en la misma época y de igual manera. Hacia fines del siglo dieciséis cada nagual se cerró en sí mismo y aisló a su grupo de videntes para que no tuvieran ningún contacto abierto con otros videntes. La consecuencia de esa drástica segregación fue la formación de linajes individuales. Dijo que nuestro linaje estaba compuesto de catorce naguales y ciento veintiséis videntes. Algunos de esos catorce naguales tuvieron solamente siete videntes con ellos, otros tuvieron once y algunos hasta quince...

Don Juan me aseguró que nuestro linaje era bastante excepcional, porque sufrió un cambio drástico en el año 1723...

—¿Quién les enseñó todo eso? —pregunté.

—Aprendieron todo por su cuenta, eran videntes, veían contestó . La mayoría de lo que sabemos en nuestro linaje fue obra de ellos. Los nuevos videntes corrigieron los errores de los

antiguos videntes, pero la base de lo que conocemos y hacemos está perdida en el tiempo de los toltecas..." C.C.

LOS PINCHES TIRANOS

La importancia personal es lo que más gasta energía; Sostener la imagen de nosotros mismo en este mundo de campos de energía, requiere un gasto descomunal.

En consecuencia, deshacerse de la importancia personal es indispensable para entrar a la Toltequidad y para ello se necesita una obra maestra de estrategia; para este fin los nuevos videntes desarrollaron una compleja técnica. Primero, debe hacerse un "inventario estratégico" de todas las actividades que tengan mayor gasto de energía y, dentro de ellas, sabemos que la importancia personal ocupa el primer lugar. El vehículo para el ahorro de la energía es la impecabilidad en nuestros actos y sentimientos; la recanalización de la energía es lo que permite el ahorro y, con él, el uso de esta energía en el mundo de las enseñanzas.

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