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indígenas y campesinas sino también en los grupos urbanos que recurren permanentemente a sus prácticas, ya sea por necesidades curativas o por conflictos emanados de aspectos personales y/o económicos. Aun en círculos más elevados de la economía y la política, es muy frecuente ver a gente gente “poderosa" visitar a quienes manejan cierto tipo de conocimientos mágicos.

El mexicano de cualquier nivel económico o cultural guarda un espacio, a veces reducido, a veces más grande, para lo sobrenatural. El carácter espiritual y mágico del subconsciente colectivo en México, tiene diversas maneras de expresión a través de las creencias, tradiciones y costumbres del México contemporáneo.

Paradójicamente, la obra de Castaneda ha recibido el silencio de la intelectualidad mexicana, salvo el prólogo de Octavio Paz al primer libro que llegó a México como un "best seller". El silencio ha sido, en general, la respuesta a la obra. México es un país colonizado culturalmente y entre sus grandes desafíos está el de superar este problema. Pero si por una parte ha existido este silencio de la intelectualidad, por otra existen asiduos lectores que han seguido uno a uno los libros del autor. Cuando terminé este trabajo en 1991, le pedí a mi maestro y amigo, el Dr. Guillermo Bonfil Batalla, que me prologara la obra y su negativa fue rotunda.

El hacer una lectura de las enseñanzas de Don Juan, desde la perspectiva de la civilización del Anáhuac, resulta otra opción que nos ofrece esta extensa y profunda obra. No se pretende negar el sentido “individual” que nos trasmitió magistralmente Castaneda. Es más, en la misma obra, Don Juan dice que el Poder le encomienda a Castaneda a que escriba su experiencia. Esa fue la tarea asignada a Castaneda.

Pero no debemos olvidar que “las enseñanzas” no las inventó Don Juan y menos Castaneda. Es una parte mínima del legado cultural de los toltecas al Anáhuac.[1] Este legado permitió el desarrollo de mil años de esplendor (200 a.C – 850 d.C.) e impulsó la construcción de más de dos mil construcciones que hoy llamamos “zonas arqueológicas”, la invención del maíz, el chocolate, la vainilla, el chicle, la cuenta perfecta del tiempo y sus diversos calendarios, el cero matemático, las chinampas, el sistema de cargos, el sistema público de educación obligatoria y gratuita durante por lo menos mil quinientos años, entre muchos otros logros que, no pudieron florecer sin una estructura de pensamiento en la que se desarrollara con plenitud, coherencia una de las seis civilizaciones más antiguas del planeta.

La Toltecáyotl o toltequidad, comprende no sólo los conocimientos para recibir “El Don del Águila”, como lo llama el linaje de Don Juan Matus, o lograr la trascendencia de la existencia como la llaman los investigadores de las civilizaciones. La Toltecáyotl son la suma de los conocimientos que permiten que el ser humano desarrollarse en el plano material y en el plano espiritual.

No todos los seres humanos, de la época de los toltecas y de la actualidad, pueden convertirse en guerreros. La maestría del estar consciente, del acecho, del ensueño y del intento, es sólo para una pequeñísima minoría. Las enseñanzas de Don Juan, especialmente las que permiten “el ahorro de la energía”, son una metodología excelente que nos permite, en el mundo del tonal, mejorar como ser humano. Es aquí el gran valor de la obra.
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  1. Nombre original de lo que hoy conforma el territorio de México.
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