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insubsistentes." (Vol. 1, PP. 173).

La tradición oral describe a los toltecas no como cultura sino como hombres de conocimiento, como sabios y generadores del conocimiento. Su gran maestro fue Quetzalcóatl y el común del México antiguo, el centro de donde partió la Toltecáyotl, fue la ciudad de Teotihuacán.

Laurette Séjourné, en su espléndido libro "Pensamiento y religión en el México antiguo", nos dice: "Teotihuacán hunde sus raíces en el universo fragmentado de los tiempos arcaicos, únicamente la visión de la inmensidad del espíritu de la chispa divina que lega y armoniza pudo engendrar la potencia activa que presidió la fundación de la ciudad construida a la gloria de esa serpiente emplumada que es el hombre consciente. [... ] Así, lejos de implicar groseras creencias politeístas, el término Teotihuacán evoca el concepto de la divinidad humana y señala que la Ciudad de los Dioses no era otra que el sitio donde la serpiente aprendía milagrosamente a volar, es decir, donde el individuo alcanzaba la categoría de ser celeste por la elevación interior."

Don Juan se decía heredero cultural de los toltecas y supuestamente nació en Arizona, de ascendencia Yaqui y Yuma. Don Juan dividía la conciencia en tres partes. A la primera porción y más pequeña la llamó "primera atención"; esta conciencia es la "común", la que todos tenemos y en la cual enfrentamos el mundo cotidiano, y está relacionada con la conciencia del cuerpo físico. A la siguiente porción de la conciencia, mucho mayor en tamaño, la llamó la "segunda atención", y es la que percibe el hombre como un capullo luminoso, al mundo como energía, y que nos permite actuar como "seres luminosos". La segunda atención siempre se mantiene en la "trastienda" de nuestra conciencia y sale a través de un trabajo dirigido y disciplinado, o por medio' de un trauma accidental que la puede poner en funcionamiento. La tercera atención, que es la última parte y la mayor en dimensión, es una conciencia de los cuerpos físico y luminoso.

La primera atención fuerza a percibir el mundo de energía como un mundo de ideas y objetos pero, en realidad, somos seres capaces de volvernos conscientes de nuestra luminosidad (segunda atención) y que a través de la Toltequidad se podía intentar penetrar en la tercera atención. De hecho todos los hombres antes de morir se "llenan" de su totalidad, para inmediatamente entrar en la tercera atención para ser "devorados por el Águila".

La Toltequidad propone, a través de sus enseñanzas, llegar a la totalidad de uno mismo y, antes de morir, pasar a "voluntad" en la tercera atención, pero sin perder la conciencia de uno mismo (sin ser devorados por el Águila, recibiendo el don del Águila).

Es importante señalar que Don Juan le dice a Castaneda que el origen y fin de toda la Toltequidad o brujería radica en el cuerpo humano. Para ello, al cuerpo lo divide en dos partes: el tonal o parte derecha, que contiene todo lo que la razón o intelecto es capaz de crear o concebir. El lado izquierdo, o nagual, es lo indescriptible, algo inexplicable con palabras; si acaso "comprendido", si ello implica la capacidad que tiene todo el cuerpo para saber.

Don Juan dice que el movimiento que realiza un aprendiz entre el lado derecho y el izquierdo le permite comprender que el lado derecho es lento y gasta ucha energía en la continuidad de la vida; mientras que el lado izquierdo es inherente a la economía de energía y a la velocidad. Precisamente a la habilidad de percibir todo en un instante y de una sola vez Don Juan le llama INTENSIDAD.

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