La maestra Laurette Séjourné, quien ha sido una de las mejores arqueólogas en interpretar la iconografía tolteca con mayor precisión desde el aspecto esotérico nos dice en su obra, "Pensamiento y religión en el México antiguo" (Pág. 101) "el cinco es la cifra del centro y éste a su vez, constituye el punto de contacto del cielo y la tierra. Para mayor exactitud, el quincunce designa además la piedra preciosa que simboliza el corazón. La Ley del Centro ha abolido la fragmentación de los contrarios. Basados sobre las revoluciones de los astros y sobre arduos cálculos, estos ciclos van, partiendo del más simple el de la muerte y resurrección anual de la Naturaleza, hasta englobar unidades inmensas que tienen como fin la búsqueda mística de los momentos de liberación suprema, es decir, las concordancias entre el alma individual y el alma cósmica, el tiempo y la eternidad, lo limitado y lo infinito."
Con estos cinco puntos se hace el quincunce, punto fundamental en la filosofía, arquitectura e iconografía del México antiguo. Filosóficamente vivimos el Quinto Sol y el hombre tiene cinco puntos cardinales en el espacio. Arquitectónicamente, en casi todas las ruinas arqueológicas encontramos cuatro construcciones ubicadas hacia los cuatro puntos cardinales y una quinta en el centro. Iconográficamente encontraremos esta propuesta de división del cuerpo humano, el plano terreno y el cielo, en cerámica, madera, hueso o textiles y se ha llamado "la cruz de Quetzalcóatl", que se representa por cinco puntos o motivos.
Con referencia a la parte izquierda, en la que las culturas del México antiguo dividían al cuerpo humano, López Agustín en el libro citado, página 175, dice al respecto: "No debe extrañar que en algunos casos la fuerza sobrenatural de los seres humanos señalados por los dioses se creyera ubicada en el lado Izquierdo del cuerpo."
Don Juan también nos había dicho que todas las facultades, posibilidades y logros de la brujería, desde lo más simple hasta lo más sorprendente; se halla en el cuerpo humano mismo…" C. C.
"el cinco es la cifra del centro y éste a su vez, constituye el punto de contacto del cielo y la tierra. Para mayor exactitud, el quincunce designa además la piedra preciosa que simboliza el corazón. La Ley del Centro ha abolido la fragmentación de los contrarios. Basados sobre las revoluciones de los astros y sobre arduos cálculos, estos ciclos van, partiendo del más simple- el de la muerte y resurrección anual de la Naturaleza-, hasta englobar unidades inmensas que tienen por fin la búsqueda mística de los momentos de liberación suprema, es decir, las concordancias entre el alma individual y el alma cósmica, el tiempo y la eternidad, lo limitado y lo infinito." Laurette Séjourné
TERCERA PARTE
EL DON DEL ÁGUILA
LA REGLA DEL NAGUAL
Para las prácticas de la Toltequidad, un guerrero debe mantener un estado de sobriedad y control en donde los sentimientos humanos tengan muy poco espacio, en donde los pensamientos de ganancia y gratificación personal no operen.
El guerrero no debe dejarse "deslumbrar" por las percepciones de la segunda