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En este libro nos demostrará cómo se enfrentó a ellos como parte de las instrucción de Don Juan y cómo logró convertirse en el nagual del grupo y, al ir "recordando", cómo recuperará experiencias y enseñanzas de los guerreros del grupo de Don Juan, en las enseñanzas del mundo de la conciencia acrecentada, Don Juan se apoyó en sus compañeros de “camada”, quienes también fueron sus maestros, (aunque él no lo recuerde), con quien convivió en las enseñanzas de la conciencia acrecentada.

El primer desafío de Castaneda lo recibe con Doña Soledad, una mujer vieja y gorda que le daba de comer a Don Juan y a su grupo, a quien ahora la encuentra como una espléndida guerrera con la que tendrá que confrontarse para morir o seguir adelante. Castaneda reconoce, incrédulo, no sólo la transformación física de Doña Soledad sino también la fuerza y el poder que como bruja ha adquirido. Dado que los guerreros conciben al mundo y a los seres vivos como cargas energéticas, y ellos ahorran energía, pueden ahora lograr increíbles transformaciones en su cuerpo o tonal. Sin embargo, a pesar de estos grandes cambios nunca se puede pensar en el éxito total, ya que la batalla que se "tiene contra el "antiguo ser" será de toda la vida.

Castaneda también enfrenta a "las hermanitas", quienes feroces obligan a Castaneda a ser impecable con ellas. Las hermanitas son hábiles ejercitadoras de ensoñar, en especial Josefina quien, por ser muy bonita, aprendió a confundir a la gente para poder pasar inadvertida (la libertad ilimitada de ser un desconocido). Las hermanitas le enseñan que, sólo cuando nada se tiene que perder, se adquiere el coraje suficiente para ser impecable; si tenemos algo que perder, nos aferramos a ello.

Otro de los encuentros fue con "la gorda", aprendiz de Don Juan que, de alguna manera, fue en la que más se apoyó Castaneda; uno de los avances de ella era que había perdido la forma humana y por lo mismo ya no tenía sentimientos "humanos" hacia la gente. Dicho de otra manera, ya no estaba enganchada al mundo cotidiano".

Don Juan decía que los guerreros debían perder la forma humana. Los guerreros saben que no pueden cambiar un ápice, que no les está permitido en principio, y esa es la ventaja que tienen sobre el hombre común, que piensa que todo lo puede hacer. El guerrero, como sabe que no puede cambiar, jamás se decepciona al fracasar en un intento de cambio.

En este libro es cuando, muy claramente, Don Juan le dice a los aprendices que son "toltecas" por ser receptores y conservadores de estos misterios. Miguel León Portilla, en el vocabulario filosófico de su "Filosofía náhuatl", dice: "Toltecáyotl: toltequidad, conjunto de tradiciones y descubrimientos debidos a los toltecas. Conviene destacar el hecho de que los nahuas del período inmediatamente anterior a la Conquista atribuían a todo lo más elevado de su cultura un origen tolteca. Así, mencionan al artista como un toltécatl; del orador como un ten toltécatl (tolteca del labio, o de la palabra). Esto prueba por una parte lo que se ha llamado “conciencia histórica” de los nahuas, así como su afán de superación y cultura que los lleva a comparar a sus sabios y artistas con lo que era para ellos el símbolo del saber. Por eso también a sus sumos sacerdotes, a los directores supremos de los Calmécac, dieron el título de Quetzalcóatl, evocando así al genio tolteca por excelencia."

Lo revelador de la obra de Castaneda es que le da una “lógica” a los estudios que hace la academia sobre el conocimiento de los legendarios toltecas. En efecto, el eurocentrismo y la colonización cultural, niegan en la academia, cualquier profundo valor universal al conocimiento tolteca. Juzgado desde un supuesto púlpito de supremacía, muy pocas veces tratan de interpretar en sus investigaciones científicas, el aspecto filosófico de la civilización del Anáhuac, como un valor trascendente y menos como una luz, en el conocimiento “universal”. Los toltecas para los investigadores, son solo una cultura, no un

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