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En la Toltecáyod o Toltequidad, el maestro y el benefactor preparan al aprendiz seleccionado por el poder, después de un largo periodo de capacitación a través de las técnicas para "limpiar la isla del tonal", para que "salga" de la isla del tonal y vislumbre levemente la inconmensurable y aterradora presencia del nagual. De hecho, todos los seres humanos en el momento de la muerte, al romperse la burbuja en donde se encuentra la isla del tonal, somos arrasados por la incontenible fuerza del nagual. La totalidad entra y nos funde en su inmensidad.

Para Occidente lo irracional es algo que debe ser superado y exterminado, pues concibe la superioridad a partir de la razón (el hombre es un animal racional). No obstante, otras civilizaciones en el mundo han desarrollado vías de conocimiento "irracionales" o que no surgen a partir de la razón. La Toltequidad es una de ellas. Como dato interesante diremos que en este capítulo, Don Juan le dice a Castaneda que cuando un hombre ha aprendido a ahorrar energía, el poder le manda un maestro" para convertirlo en aprendiz, y cuando el aprendiz ha logrado ahorrar más energía, el poder le manda a un "benefactor" para hacerlo tolteca, nagual o "brujo". Por lo que consideramos que un "lector" de la Toltequidad tiene suficiente trabajo para apenas tratar de comenzar con las técnicas que Castaneda relata en el "Viaje a Ixtlán". para empezar a reducir su importancia personal.

"Los ojos pueden ser ventanas para contemplar el aburrimiento o para atisbar aquella infinitud...

Cuando estés en el mundo del tonal, deberías de ser un tonal impecable; ahí no hay tiempo para porquerías irracionales. Pero cuando estés en el mundo del nagual, también deberías ser impecable; ahí no hay tiempo para porquerías racionales...

"Nada más puedo decirte, excepto que sigas todos los movimientos de Genaro, sin agotarte. Ahora estás probando si tu tonal está o no repleto de banalidades. Si hay en tu isla demasiados objetos innecesarios, no podrás sostener el encuentro con el nagual."

—¿Qué me pasaría?

—Podrías morirte. Nadie es capaz de sobrevivir un encuentro voluntario con el nagual, sin una larga preparación. Lleva años preparar al tonal para tal encuentro. Por regla general, si un hombre común y corriente se encuentra un día cara a cara con el nagual, la impresión es tan grande que lo mata. La meta de la preparación del guerrero no es entonces enseñarle conjuros ni embrujos, sino preparar a su tonal para que no se caiga de narices. Una empresa de lo más difícil. Al guerrero se le debe enseñar a ser impecable y a estar totalmente vacío antes de que Pueda aún siquiera concebir el ser testigo del nagual..." C. C.


EL SUSURRO DEL NAGUAL

Como se ha dicho, el tonal es la base de todo lo que somos y percibimos como seres humanos. El hombre común debe poseer una "unidad" en la isla del tonal. Sin esa coherencia que le da la unidad, las personas puede perder el "juicio". La racionalidad del ser humano le da equilibrio en su mundo; es, diremos, el instrumento del tonal. Para las personas comunes es suficiente vivir con la "mitad" de sus posibilidades; se conforman porque ese mundo es, regularmente, seguro y confortable. Pero el ser humano que quiere vivir con la totalidad de sí mismo, debe entrar en el peligroso y exhaustivo camino de la Toltequidad o "brujería". Romper la unidad del tonal, su coherencia o racionalidad, si no se hace en una forma cuidadosa, puede poner en serios peligros al ser humano.

El tonal es muy frágil y no admite que le quiten el "control" de la realidad. Aun así, la Toltequidad propone, como camino, abrir y reducir la isla del tonal, pero sin lastimarla

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