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cultura en México fue producto de un conocimiento capaz de motivar al espíritu divino que vive dentro del hombre y que nos ha legado impresionantes testimonios (el patrimonio cultural tangible) y profundos rasgos en el espíritu de los pueblos que hoy forman parte del México contemporáneo (patrimonio culturas intangible) y que radica, de manera incomprensible, en el subconsciente colectivo.

El camino del guerrero es un camino difícil en el que la aniquilación, el reto y el desafío están presentes; pero es un camino con corazón y, en ese camino, como dice Don Juan, es inútil quejarse y, sin embargo, es difícil no quejarse.

Para reconstruir "el perfil" de un guerrero tendremos que recoger a lo largo de la obra de Castaneda ciertos rasgos y características "poéticamente" descritos por Don Juan.

Volvamos ahora a Una realidad aparte, justo donde Don Juan describe algunas de las cualidades de un guerrero:

Un guerrero sabe que está esperando (el dominio de) su voluntad y mientras tanto no quiere nada; de esa forma, si recibe algo, siempre será más de lo que él puede tomar. La voluntad, dice Don Juan, es algo que un hombre usa, por ejemplo, para triunfar en una batalla en la que, según todos los cálculos, debería salir derrotado; es un poder que tenemos dentro de nosotros que nos impulsa a realizar hazañas asombrosas que desafían al sentido común y, al mismo tiempo, es la liga con el mundo exterior; es una fuerza que sale del interior del cuerpo y se prende al mundo. Con su voluntad, un brujo percibe al mundo y entonces se da cuenta de que el mundo no es tan real como pensaba. Conforme va progresando en el camino del conocimiento, un guerrero advierte que es capaz de tocar cualquier cosa con una sensación que sale de una zona cercana al ombligo. Cuando es capaz de sujetar con ella todo lo que está a su alrededor, puede decirse que ya adquirió la voluntad.

El espíritu del guerrero no está templado para la entrega o la queja, ni para ganar o perder, sino para luchar, y cada acto lo convierte en su última batalla sobre la Tierra. De ahí que el resultado no le importa; sólo deja fluir su espíritu con libertad y claridad.

En esta obra don Juan le describe a Castaneda lo que podría ser “el perfil del Guerrero”,

“—Una vez te dije que nuestra suerte como hombres es aprender, para bien o para mal —repuso—. Yo he aprendido a ver y te digo que nada importa en realidad; ahora te toca a ti; a lo mejor algún día verás y sabrás si las cosas importan o no. Para mí nada importa, pero capaz para ti importe todo. Ya deberías saber a estas alturas que un hombre de conocimiento vive de actuar, no de pensar en actuar, ni de pensar qué pensará cuando termine de actuar.

“Por eso un hombre de conocimiento elige un camino con corazón y lo sigue: y luego mira y se regocija y ríe; y luego ve y sabe. Sabe que su vida se acabará en un abrir y cerrar de ojos; sabe que él, así como todos los demás, no va a ninguna parte; sabe, porque ve, que nada es más importante que lo demás. En otras palabras, un hombre de conocimiento no tiene honor, ni dignidad, ni familia, ni nombre, ni tierra, sólo tiene vida que vivir, y en tal condición su única liga con sus semejantes es su desatino controlado. Así, un hombre de conocimiento se esfuerza, y suda, y resuella, y si uno lo mira es como cualquier hombre común, excepto que el desatino de su vida está bajo control. Como nada le importa más que nada, un hombre de conocimiento escoge cualquier acto, y lo actúa como si le importara. Su desatino controlado lo lleva a decir que lo que él hace importa y lo lleva a actuar como si importara, y sin embargo él sabe que no importa; de modo que, cuando

completa sus actos se retira en paz, sin pena ni cuidado de que sus actos fueran buenos o malos, o tuvieran efecto o no." C.C.

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