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que crearon y legaron cientos de generaciones sucesivas que trabajaron, pensaron y soñaron aquí durante milenios."

Y en la página 73 de] mismo libro leemos: "Aunque la ideología colonial dominante restringe la herencia mesoamericana viva al sector de la población que se reconoce como indio, la realidad nacional encierra una verdad diferente.

La presencia y la vigencia de lo indio se encuentra en casi todo el espectro social y cultural del país a través de rasgos culturales de muy diversa naturaleza que, indiscutiblemente, tienen su origen en la civilización mesoamericana y que se distribuyen con distinta magnitud en los diferentes grupos y capas de la sociedad mexicana. La presencia de la cultura india es, en algunos aspectos, tan cotidiana y omnipotente que rara vez se repara en su significado profundo y en el largo proceso histórico que hizo posible su persistencia en sectores sociales que asumen hoy una identidad no india."

La presencia de la matriz filosófica—cultural del México antiguo es irrefutable en el México contemporáneo. La obra de Castaneda, desde esta perspectiva, viene a proporcionar un ángulo más para entender y apreciar esta herencia cultural. No queremos decir que es lo "único" y lo "auténtico". Dentro del mismo conocimiento, Don Juan dice que existen "otros linajes".

En un México pluricultural, pluriétnico y plurilingüístico, esta vieja herencia de conocimiento se expresa en múltiples formas. El mismo Don Juan reconoce que en los últimos siglos los hombres de conocimiento han buscado nuevos caminos y que a partir de la conquista se han tenido que refugiar en el mundo del nagual para lograr la supervivencia de este intrincado conocimiento.

Así pues, una de las formas de este ancestral conocimiento, por algún designio inexplicable sale a la luz a través de la "brujería". De manera impecable la cultural oral se convierte en cultura escrita. Tiene que llegar, del exterior a este país colonizado, con el sello de "best seller" y tiene que ser prologado por uno de los intelectuales más reconocidos, Octavio Paz, para que pueda ser leído por un público que mantiene una permanente desvalorización de lo propio.

De esta forma, Castaneda no es un antropólogo o un escritor; Castaneda es un nagual que de manera impecable está cumpliendo con la misión que le designó el poder, después de haber saltado al vacío en aquella montaña de la Sierra Juárez de Oaxaca.

El conocimiento quedará entonces expuesto a la luz pública, sin maestros, sin "gurús", sin ritos ni templos. Una de las vertientes de la Toltequidad quedará al alcance de quien tenga suficiente poder personal para extraer de la obra el conocimiento.

De la Toltequidad existen dos áreas básicas: la del tonal y la del nagual. La primera corresponde al mundo conocido, el de la razón, el de las técnicas para "barrer la isla del tonal" con disciplina y, con un intento inflexible, sacar toda la basura que hemos acumulado a lo largo de la vida, fortaleciendo el cuerpo, decantando el espíritu y haciendo flexible nuestra razón; en síntesis, una tecnología para ser "ser humano" en nuestra realidad inmediata.

La segunda es la del mundo misterioso, desconocido y aterrador del nagual, al que no se puede llegar hasta no haber trabajado eficientemente el mundo del tonal. No existe ningún avance en el mundo del nagual que no esté sustentado en el tonal. Tomar, la obra de Castaneda por el lado de lo mágico, misterioso y desconocido es, desde nuestro punto de vista, tomar la puerta falsa, el camino cómodo y el "desastre".

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