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“desprenderse” de ellos y unificarse solo en la energía de la conciencia, llega a la unidad indivisible y a “la esencia” del Ser.

Cuando un tolteca llega a ese punto, su cuerpo no se descompone, se convierte en energía. Una energía que no está fragmentada y que tiene conciencia. De otra manera, los límites de la conciencia son impuestos por el organismo. Cuando se unifica la energía consciente se acaban los límites. Cuando los toltecas unifican su energía se convierten en ¡seres inorgánicos!, que según Don Juan vivirán hasta que el planeta muera, porque la Tierra es su matriz.

Para los toltecas, en ese universo energético inconmensurable, existían una clase de seres inorgánicos que tienen una conciencia infinitamente más aguda y veloz que la de los seres humanos. Que de alguna manera eran parecidos en la forma de ser a los humanos, por lo cual podían establecer vínculos y hasta una relación simbiótica con los seres humanos. A esta clase de seres inorgánicos les llamaron los exploradores y los toltecas los convirtieron en sus aliados.

“La energía es el residuo irreductible de todo. Por lo que a nosotros se refiere, ver energía directamente es lo máximo para un ser humano. Quizás hay otras cosas más allá de eso, pero no están a nuestro alcance...

Me explicó don Juan que ese día había lograda transformar la forma antropomórfica de los seres inorgánicos en su esencia: una energía impersonal consciente de sí misma...

Lo más sobrio que se puede hacer, según el chamán, es relegar esas entidades a un nivel abstracto. Cuanto menos interpretaciones haga el chamán, mejor.

—Desde ahora en adelante —continuó—, cuando te enfrentes a la visión extraña de una aparición, mantente firme y quédate mirándolo desde una postura inflexible. Si es ser inorgánico, tu interpretación se va a caer como las hojas muertas. Si nada pasa, es una pendejada de aberración de tu mente, que de todas maneras no es tu mente...” C.C.

LA VISTA CLARA

Don Juan afirma que los “guerreros-viajeros” requerían amar al conocimiento, no importa la manera en que se exprese. Los toltecas sabían que los seres humanos eran tan solo viajeros en el “mar obscuro de la conciencia” y que la Tierra era solo una parada en ese viaje.

En la Toltecáyotl los tlamatinimes[1] transmitían el conocimiento a base de la poesía. De ahí que el concepto de “Flor y canto” se refería simbólicamente a Belleza (que es equilibrio) y a la Sabiduría (que se expresa en la poesía) como el canto. El concepto de ese viaje y de la temporalidad de la existencia queda plasmado en el siguiente verso de los “Cantares Mexicanos”:

“¿Acaso en verdad se vive en la tierra?
No para siempre en la tierra,
Solamente un poco aquí.

Aunque sea jade, se rompe.
Aunque sea oro, se hiende.
Y el plumaje de quetzal se quiebra.


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  1. TLAMATINIME. Término náhuatl que literalmente significa "los que saben algo o los que saben cosas". Anacrónicamente equivale al concepto "filósofos".
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