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conciencia” o el Águila. Que los seres vivos del universo se encontraban unidos al “oscuro mar de la conciencia” en un punto luminoso de su huevo energético al que los toltecas llamaron “punto de encaje”.

En el punto de encaje de los huevos luminosos, convergen y atraviesan millones de campos energéticos, integrados por esos filamentos luminosos. Estos campos energéticos al pasar por el punto de encaje se convierten en “data sensorial” que se interpreta como, “el mundo que nos rodea”. A este fenómeno los toltecas le llamaron “el resplandor de la conciencia”. De modo que a lo que llamamos sentidos, son grados de conciencia.

Los toltecas que iniciaron el nuevo ciclo de linajes, descubrieron que “el oscuro mar de la conciencia” o El Águila, devoraba en el momento de la muerte la conciencia del huevo luminoso que se está desintegrando. Los toltecas también observaron que el Águila, dudaba un poco en devorar la conciencia de los guerreros que habían hecho su recapitulación. Por lo que dedujeron que, el Águila o “el oscuro mar de la conciencia”, solo devora “la conciencia de la experiencia de vida, pero no toca la fuerza vital.

Para hacer la recapitulación se requiere del recuerdo de un suceso que nos conmueva hasta los más profundos cimientos existenciales, para empezar a sacar, lo que él llama, la basura de todos los recuerdos. A ese suceso los toltecas le llamaron “el acomodador”.

"—Los chamanes que vinieron después de las agitaciones apocalípticas que te contaba —continuó—, vieron que al momento de la muerte el oscuro mar de la conciencia tragaba, por decirlo así, la conciencia de las criaturas vivas a través del punto de encaje. También vieron que el oscuro mar de la conciencia tenía un momento de, digamos, vacilación al enfrentarse con chamanes que habían hecho un recuento de sus vidas. Sin saberlo, algunos habían hecho ese recuento tan minuciosamente, que el oscuro mar de la conciencia tomaba la conciencia de sus experiencias de vida; pero no tocaba su fuerza vital. Los chamanes habían descubierto una verdad gigantesca acerca de las fuerzas del universo: El oscuro mar de la conciencia sólo quiere nuestras experiencias de vida, no nuestra furza vital..." C.C.

LA INTERACCIÓN DE LA ENERGÍA EN EL HORIZONTE

Castaneda empieza a ver los frutos de “la recapitulación” y el “infinito” baja a darle un leve toque. Tal vez, lo más trascendente de la información que Don Juan le da a Castaneda (viéndola de manera externa), es aquella que tiene que ver con “el más allá”, desde el aspecto filosófico. En efecto, en la filosofía occidental, al tratar de resolver la tercera pregunta ontológica, “a dónde iré después de la muerte”, las filosofías y las religiones han creado un mundo conceptual muy complejo y barroco, a tal punto, que muchas veces es difícil de comprender.

El linaje de Don Juan, que es uno de los muchos que existen como herencia de la Toltecáyotl y que ha sufrido cambios muy importantes debido a la información y técnicas que le suministró “el inquilino”. Ofrece una respuesta muy sencilla y contundente, sobre qué pasa en la muerte. La propuesta del linaje de Don Juan es que, aquello que ellos llaman “El Águila”, lo inconmensurable o como decían los Viejos Abuelos, “El dueño del cerca y del junto”. Esta fuerza solo reclama “como alimento” la conciencia del ser que muere, más no necesariamente “su fuerza vital”. La recapitulación es la opción secreta que los toltecas tienen para no diluirse en el infinito.

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