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Castaneda relata la historia de cómo conoció a Don Juan en una estación de autobuses en Nogales, Estados Unidos, en la frontera con México. Es una historia de poder, que nos enseña que el intento guía los pasos que el espíritu nos hace recorrer hasta encontrar nuestro destino.

Castaneda relata como un amigo lo invita a hacer un recorrido por el desierto. El autor estaba dudando entre hacer un trabajo de investigación de campo o antropología urbana. Bill era un antropólogo investigador que, sintiendo la muerte próxima, desea irse a despedir de sus informantes indígenas y del desierto, que lo vio vivir sus mejores momentos. Castaneda no entiende el viaje que está realizando y en el último momento, cuando Bill lo lleva a la estación de autobuses, su amigo le señala a Don Juan y le dice que es un experto en plantas psicotrópicas, pero le advierte que es un anciano muy difícil de abordar.

Cuando Castaneda se dirige a Don Juan, éste lo deja hablar mientras lo observa. En ese breve encuentro, mientras Castaneda está blofeando sobre sus supuestos conocimientos que quiere intercambiar con Don Juan, éste lo atrapa con una profunda mirada que estremece sus cimientos y queda “enganchado” por el nagual. Don Juan lo invita a que lo visite y rápidamente aborda su autobús, desapareciendo de la escena.

Cuando su amigo le pregunta, qué fue lo que platicó con Don Juan, Castaneda no logra explicar, porque él sabe que Don Juan “le hizo algo con su mirada”, pero que lo invitó a que lo visitara, aunque no le dejó su dirección. Bill disgustado por los celos profesionales, ya que él jamás pudo abordar a Don Juan, le dijo que tal vez en Yuma lo podría localizar. Castaneda en vez de regresarse a Los Ángeles se dirige a Yuma en busca de Don Juan.

“Sin prestar atención a mis sentimientos de derrota, emprendí el viaje con él. Visitamos cada lugar donde había indios en Arizona y Nuevo México. Uno de los resultados finales de este viaje fue que descubrí que mi amigo antropólogo poseía dos facetas definidas. Me explicó que sus opiniones como antropólogo profesional eran muy mesuradas y congruentes con el pensamiento antropológico del momento, pero en lo personal, su trabajo de campo antropológico le había presentado experiencias de gran riqueza de las que nunca hablaba. Estas experiencias no eran congruentes con el pensamiento antropológico del momento porque eran sucesos imposibles de catalogar...” C.C.

EL INTENTO DEL INFINITO

Castaneda relata cómo fue en busca de Don Juan a la zona yaqui y sitúa la casa de Don Juan en una comunidad muy cerca de Potam, al Norte de Guaymas en el estado de Sonora, al Noroeste de México. Ahí encontró dos personajes yaquis que son el centro de esta historia. Uno fue Jorge Campos y el otro Lucas Coronado, uno era un estafador barato, “un mercenario despiadado, desvergonzado y burdo” y el otro un “artista super—sensible, atormentado, débil y vulnerable”, dos extremos de la misma personalidad de Castaneda antes de conocer a Don Juan.

Estos personajes le llevaran a Don Juan y en la historia, Don Juan le demuestra a Castaneda que los dos lo llevaron “al umbral del infinito”. Castaneda tuvo que valerse de todo su poder personal para “encontrar” a su maestro. Don Juan esperaba esta demostración de poder para confirmar lo que “vio” en Castaneda en la estación de autobuses.

Don Juan le dice a Castaneda que en especial, Jorge Campos el estafador, tiene mucho significado para él. De alguna manera, esta faceta de Castaneda ha sido enunciada contra él, especialmente de la academia y los antropólogos. Mucha gente afirma que

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