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Este libro contiene 13 capítulos en 280 páginas, y pretende penetrar en el arte del ensueño y, como señala el propio Castaneda, él y las guerreras entienden que tratar de hablar o escribir acerca del ensueño es descabellado, dado que hacer afirmaciones racionales sobre algo tan abstracto es más que absurdo porque resulta imposible.

La obra completa de Castaneda pretende describir las múltiples posibilidades que tiene la percepción humana frente al universo que nos rodea. La Toltecáyotl o las enseñanzas de Don Juan, son el intento de "corporizar" algunas premisas específicas, teóricas y prácticas, a partir de la posibilidad de percibir sin obsesiones este mundo, y otros más, como cargas de energía, tan reales y válidas, como las que todos percibimos.

La Toltecáyotl desarrolló una serie de técnicas para penetrar en esos diversos mundos energéticos. Para ello, se tiene que reacondicionar la capacidad energética de percepción, y a esto le llamaron "el arte de ensoñar", que es la entrada al "infinito" de las posibilidades humanas y a lo inconmensurable del universo.

Aquí Castaneda señala algo que resulta importante para entender los esfuerzos que está haciendo este nuevo linaje de naguales modernos, representado por Castaneda y las tres guerreras, pues afirma que Don Juan le dijo que estaba convencido de que la humanidad necesita para sobrevivir esta caótica etapa cambiar la base social de su percepción. Con lo cual se entendería, de alguna forma, el porqué de difundir este milenario conocimiento del México antiguo.

La percepción que actualmente todos tenemos del mundo es una percepción social, porque, a fin de cuentas, todo lo que nos rodea está compuesto de moléculas y éstas, a su vez, se componen de átomos; y los átomos son cargas energéticas. De modo que la "esencia" de todo lo que nos rodea es energía.

Sin embargo, desde que nacimos nos enseñaron a percibir a la energía como objetos; esto es lo que Don Juan llama "la primera atención" (o el primer anillo de poder); la mayoría de los seres humanos vivimos y morimos con esta única forma de percibir el mundo. Pero la Toltecáyotl —o las llamadas enseñanzas de Don Juan—, que es una práctica milenaria y una mínima parte de la herencia de un patrimonio cultural ignorado y totalmente desconocido, nos permite percibir la esencia de las cosas; o, dicho de otra forma, nos permite, a través de una rigurosa técnica muy disciplinada, "ver" la esencia del universo.

Esto significa percibir la energía directamente. Los antiguos practicantes de estos conocimientos describen la esencia del universo como hilos incandescentes que se expanden hacia todas las direcciones posibles: pequeños filamentos luminosos que poseen conciencia de sí mismos.

Inmediatamente después que los antiguos practicantes "vieron" la esencia del universo, también vieron al ser humano y encontraron que estaba conformado por una carga energética blanquecina y brillante, con forma de huevo luminoso. También "vieron" que el huevo luminoso era más grande que el cuerpo físico y que contenía los mismos filamentos que constituían el universo, pero tenía una parte más brillante a la altura del omóplato derecho, en el cuerpo energético. Y vieron que en este lugar se alineaban los filamentos de adentro con los de afuera, y que ello producía la percepción. A este lugar le llamaron "punto de encaje" y también pudieron "ver" que el punto de encaje, al moverse, permitía otras percepciones.

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