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PARAÍSO PERDIDO.

»Si nos queda firmeza
»Para repugnar siempre la bajeza
»De obedecerle, de doblar rendidos
»El cuello al yugo, ó darnos por vencidos.
»Antes de esto perezca mi memoria!
»Toda su rabia, toda su potencia
»Agotará, sin conseguir la gloria
»De haberme reducido á su obediencia,
»Sin lograr que le doble la rodilla
»O le pida perdón. Aunque á la silla
»Que en el cielo he perdido me volviera,
»Y al lado de su trono me pusiera,
»Bastara que viniese de su mano
»El don, para que yo lo aborreciera.
»Jamás estará ufano
»De que le adore yo. Mayor bajeza
»Sería que esta misera caída,
»El adorar á aquel que ha vacilado (1)
»En su trono elevado,
»De este brazo al sentir la fortaleza.
»Y pues que ser no puede destruida
»De un hijo de los cielos la existencia,
»Pues que ha dispuesto el hado
»Que este divino ser que poseemos,
»Sea inmortal, sus iras despreciemos.
»De esta misma desgracia á la experiencia,
»Sin abatir nuestro ánimo indomable,
»Una lección preciosa deberemos
»De cautela y prudencia,
»Para hacer una guerra interminable,
»Por arte, si por fuerza no es posible,
»A ese enemigo basta ahora tan terrible.
»Esta esperanza debe dar aliento
»A los nuestros, y más en un momento,
»En que, de su victoria envanecido,