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LA MUSICA DE CORTÉS.

con flecos y toldo dorado, y de ahí a las paredes, pintadas de color azul pálido, y fresco, y el techo de color crema, con vigas cruzadas de un color chocolate suave, y luego fui a la ventana enrejada de hierro y miré hacia un patio perfectamente pavimentado, alrededor del cual se construyó la casa, y la gran escalera con su riqueza de tonos de brillantes flores tropicales y delicado follaje de plantas trepadoras, y su cúpula Morisca pintado en fresco. ¿Dónde estaba yo? Abriendo la de puerta de mi habitación, miré al gran salón, sobre sesenta o setenta pies cuadrados, con techo y paredes pintadas como las descritas, su piso de azulejo esmaltado, doble filas de arcos moriscos y pilares que sostienen el techo, candelabros suspendidos con cadenas de hierro del techo, y la larga mesa con cubierta damasco carmesí, y por último la verdad la situación brilló sobre mí. No estaba en la Alhambra de Granada, en 1469—podría haber sido, porque todo era tan exhaustivamente morisco—sino en Colima, en octubre de 1869.

"¿Es una revolución? Le pregunté al obsequioso sirviente en blanco, que vino inmediatamente a atenderme. "Oh no, Señor; ¡sólo las tropas cambiando guardia en la prisión del estado en la Plaza!" Saliendo al balcón, miré enfrente, y vi la banda en frente de la prisión y los soldados vestidos de blanco —todos de sangre India—con plumas rojas en sus gorros, y mosquetes Springfield del año 1862 en sus manos, pasando por la forma de montar guardia. Yo vi esos mosquetes en San Francisco, durante la última guerra con Francia, si no me equivoco. La Catedral vieja en ruinas, remonta al 1600 y algo, está junto a la cárcel, y todo alrededor de la Plaza hay una fila de tiendas, en su mayor parte pero de un piso de alto. Todos