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TÍO FREDDY, ALIAS WASHINGTON SEGUNDO.

tesía mostrada a ella, enviaba un juego de sus propias joyas a la casa, como regalo a una de las hijas de la familia. Desde luego que su oferta fue rechazada, con muchas gracias, y una renovada oferta de servicio del otro lado. Buen sentido común en este caso, compensó por la falta de conocimiento de las costumbres sociales del país, pero he conocido a algunos de mis propios compatriotas hombres y mujeres que fueron menos afortunados.

Durante años, los residentes de San Francisco estaban familiarizados con la cara y forma de un viejo individuo excéntrico, y probablemente un poco loco, que disfrutaba el apodo de Tío Freddy, alias Washington Segundo. Cual era su verdadero nombre nunca supe, pero él era un inglés de nacimiento, creo, y mientras él imaginaba, o estaba afectado en imaginarse a sí mismo la contraparte misma de Washington, el realmente se parecía en foto a Benjamín Franklin, de manera notable.

El tío Freddy podía verse desfilando en la calle Montgomery en cualquier buen día, vestido con un traje completo de gamuza y sombrero de lado, regular de estilo "viejo continental" o terciopelo negro, igualmente cortado, y con pantalones a la rodilla, medias blancas, y zapatos con hebilla de plata. A veces llevaba una magnifica pancarta, con leyendas conmemorando sus acciones de valor y humanidad, y sus reclamos sobre la cuna pública como benefactor de nuestra raza y país. Cualquier contribución en reconocimiento de sus eminentes servicios era bienvenida, y cuanto mayor fuera la donación, lo más profusas que eran sus disculpas y protestas de gratitud.

La fortuna del sol parecía brillar amorosamente en el Tío Freddy, pero tenía una debilidad como todo otro gran hombre, y en un mal momento fue su ruina. Se imaginaba como asesino de mujeres, y se permitía