En una habitación hay una de pila cajas llenas con efectos de la nobleza, diplomas de órdenes de mérito militar, y certificados, que confiriendo la orden Guadalupe de México, a cientos de personas, ya firmados y sellados por Maximiliano y sus ministros. Me permitieron llevar algunos de estos, como curiosidades, y todo será sin duda finalmente regagdo por el mundo de la misma manera. ¿Quién quiere una decoración imperial tan barata como tierra?
En otra habitación conté ochenta y cinco cofres grandes, enlazados con latón, de roble, algunos de ellos de gran tamaño, todos tenían las armas y códigos imperiales, y ahora contienen, o alguna vez contuvieron, platos de oro y plata que fueron fabricados en Europa para la mesa imperial. En la confusión salvaje de las escenas que siguieron a la caída del Imperio, muchos de estosplatos fueron robados por sirvientes, o de alguna manera desaparecieron; pero todavía queda una gran cantidad, y no puedo sino preguntar porque el Gobierno de la República, con sus necesidades actuales, no lo funde todo de una vez, y acaba con esto. Cada pieza de estos platos lleva el monograma real, y muchos de ellos parece que nunca fueron utilizados.
En otra habitación, vi un servicio de cena de porcelana inglesa, en blanco y oro, que adornaba las mesas en Chapultepec y de Palacio en la ciudad, cada pieza de este lleva el monograma de