de la cabeza para darle popularidad personal, y permitirle tener éxito en una empresa tal como fundar un Imperio en la ruinas de una República.
Querétaro se encuentra en el borde noreste de una amplia llanura, alrededor de la cual, en el noreste, norte y oeste, corre una sierra de colinas bajas vistas desde la ciudad. En abril, y la temprana parte de mayo de 1867, la posición de los ejércitos contendientes era como sigue: las fuerzas del general Escobedo, comandante en jefe de los republicanos, tenía su sede en las alturas al oriente de la ciudad, y tenia posesión sin disturbar del noreste y sureste, y peleó con los imperialistas por la posesión de la parte baja de la Ciudad más cercana a su sede. Los imperialistas tenían el oeste, suroeste y sureste, y la parte principal de la ciudad; mientras que el General Corona al sur, y Regules y la Legión Americana en el oeste, les tenia encerrados, y les evitaba escapar hacia el Pacífico.
El antigua convento e Iglesia de Las Cruces, es una estructura inmensa, con fuertes paredes, y está situado en una colina suficientemente alta para comandar la ciudad, pero estaba comandada desde alturas más allá de la ciudad ocupadas por el General Escobedo. La Alameda está en terrenos bajos, vista desde las alturas ocupadas por Corona, pero rodeada por un robusto muro de piedra, y fue bien defendido por artillería y la Casa Blanca. Entre ella y el Cerro de Las Campanas hay una antigua hacienda, con inmensas paredes, invulnerables a todo, excepto fuego de la artillería más pesada. Desde el cerro de Las Cruces, en línea directa, hay una milla y media, y la línea de defensa tenía casi dos millas—dos veces la longitud de la fuerza que la mantenía, o más bien, trató de mantenerla.