plato hondo de cobre, en el que había reunido un cuarto de clacos y cuartillos; no había una sola moneda de plata u oro en el lote. Como me miraba significativamente, dejé un centavo estadounidense en el plato. Mirando hacia atrás unos minutos más tarde, lo vi de pie en un rincón de la Iglesia, afuera, mordiendo el centavo y calificándome con evidente sospecha. Sin duda pensó que había sido dado moneda falsa en la Iglesia. No permito que nadie interprete mal mis motivos, y en lo sucesivo no doy nada, sino cobre.
La Ciudad de León está construida de forma compacta, y en toda la parte central de la ciudad los habitantes cultivan flores en el patios o jardines, y más especialmente sobre terrazas y en los techos de sus casas. Desde el observatorio sobre nuestra casa miré sobre la ciudad, y vi un gran jardín de flores brillantes, así cultivadas en altas macetas de barro hechas caprichosamente. Tal, en una escala mayor, fueron los famosos "Jardines colgantes" de Nínive. La costumbre es agradable, y contribuye en gran medida a disfrutar la vida en una ciudad llena de gente. León un clima similar a San Francisco en esta temporada—primero de noviembre—y aquí la temperatura media se dice que es de sesenta a ochenta grados todo el año. Las mejores frutas tropicales no prosperan aquí, pero naranjas, y algunas otras frutas, tal como son cultivadas con éxito cerca de Los Angeles, California, crecen en gran frondosidad.
Como he dicho anteriormente, habíamos dejado nuestra escolta militar en Lagos, en el estado de Jalisco, el Señor Bossero había sido asegurado por telégrafo que el camino era perfectamente seguro. A dieciocho millas de León paramos para cambiar mulas, y los Sres. Seward, Fitch,
