ARTÍCULO IV.
Es preciso poner todas las diligencias posibles para que los niños no rasquen los granos, especialmente en los dias nueve y diez quando la aureola secundaria ó círculo se forma, y le acompaña picor, comezon, hinchazon ó inflamacion, porque en este caso suele algunas veces producirse una úlcera pequeña, que por algunos dias arroja ó da de sí una materia purulenta, pero se cura fácilmente y con prontitud con las lavaduras ó lociones emolientes, y con la aplicacion de algun cerato dulcificante.
APÉNDICE
P. ¿A qué se reduce todo el cuidado para que tenga buen suceso la vacuna?
R. A tres cosas: la primera es á la eleccion del fluido vacuno, ó la materia que ha de servir para hacerla: la segunda á la misma vacunacion; y la tercera al que ha de ser vacunado.
P. ¿Qué quieren decir las palabras ó voces de vacuna, vacunar, vacunacion, vacunado, vacuno?
R. La voz vacuna significa el mismo grano que tiene aquel á quien se inoculó: vacunar quiere decir pegar ó ingerir el fluido vacuno á alguno: vacunacion la misma accion, que por otro nombre llaman inoculacion de la vacuna: vacuno es el fluido ó materia que sirve para esta operacion: vacunado, es aquel á quien se ha hecho la inoculacion de la vacuna.
P. Supuesto lo dicho, ¿qué es lo que se necesita para conseguir el fluido vacuno?
R. Se necesitan saber dos cosas: la primera conocer el tiempo y modo de tomar el fluido; y la segunda cuidar mucho de que sea verdadero y sin alteracion.
P. ¿De qué modo se conseguirá la primera?
R. Tomando el fluido en su estado de madurez y perfeccion.
P. ¿Y quándo está así?
R. El dia nueve ó principios del diez, que es quando está claro, trasparente y limpio, ántes que se forme la corteza del medio, y quando el grano se halla rodeado de un círculo que forma una plancha, que se dice aureola viva y bien formada de color de rosa.
P. ¿Cómo se consigue el verdadero vacuno?
R. Procurando observar bien los caractéres que se acaban de insinuar, y lo que ya se ha dicho quando se ha hablado de la distincion de la vacuna falsa y verdadera, no olvidándose nunca de las dos señales que siempre acompañan á la verdadera ó propia y á la falsa, que son la hondura ó depresion en medio del grano á la verdadera, y la