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552 ORIGEN DE LAS ESPECIES cesidad de nuevos actos de creacion para llenar los huecos cau- sados por la accion de sus leyes.» ¿Porqué, podria preguntarse, hasta recientemente, casi todos los naturalistas y geólogos más eminentes que viven, no cre- yeron en la mutabilidad de las especies? No puede afirmarse que los seres orgánicos en un estado natural no estén someti- dos á la variacion; no puede probarse que en el transcurso de largas edades el total de la variacion sea una cantidad limi- tada; no se ha trazado todavía, ni puede trazarse, una distin- cion clara entre las especies y las variedades bien marcadas; no puede sostenorse que las especies cruzadas entre sí scan in- variablemente estériles y las variedades invariablemente fér- tiles, ó que la esterilidad sea atributo especial y signo de crea- cion. La creencia de que las especies eran producciones inmu- tables, ſuó casi imprescindible, mióntras que se creyó que la historia del mundo tenia una duracion corta. Y ahora que he- mos adquirido alguna idea del lapso de tiempo, estamos dema- siado prontos para suponer sin pruebas que el registro geoló- gico es tan perfecto, que nos hubiera dado plena evidencia de la mutacion de las especies, en caso de haberla experimentado éstas. Pero la principal causa de nuestra repugnancia natural á ad- mitir que una especie haya dado nacimiento á otras distintas, es que siempre estamos reacios para reconocer grandes cambios cuyos pasos no vemos; la dificultad es la misma que la que tantos gcólogos tuvieron cuando Lyell aseguró por primera vez que se habian formado grandes líneas de peñascos interio- res y que se habian cavado grandes valles por las causas que todavía vomos funcionando. No es posible que el espíritu abar- que el completo significado del término, siquiera de un millon de años; no puede resumir y concebir los efectos completos do muchas ligeras variaciones acumuladas durante un número casi infinito de generaciones. Aunque estoy plenamento convencido de la verdad de las opiniones cadas en este volúmen en forma de compendio, no espero de ninguna manera convencer a los naturalistas expe- rimentados, cuyas inteligencias están surtidas de una multi- lud de hechos, todos vistos durante un gran transcurso de años desde un punto de vista enteramente contrario al mio. ¡Es tan fácil ocultar nuestra ignorancia bajo expresiones tales,