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504 ORIGEN DE LAS ESPECIES numerosas y de tan extraordinaria figura que representan al parecer vértebras? Como ha hecho notar Owen, la ventaja ol- tenida de que cedan las partes separadas en el acto del parto de los mamíferos no explica de ninguna manera la misma cons- truccion en los cráncos de pájaros y reptiles. ¿Por qué habrian sido creados huesos semejantes para formar el ala y la pierna de un murciélago, órganos destinados á objetos tan totalmente diferentes como son volar y andar? ¿Por qué un crustáceo que tiene una boca extremadamente compleja formada de muchas partes, tiene siempre por consecuencia ménos número de patas, ó por el contrario los que tienen muchas patas tienen bocas. más sencillas? ¿Por qué los sépalos, pétalos, estambres y pis- tilos de cada flor aunque adecuados para tan distintos propó- sitos están todos construidos por el mismo modelo? Con la teoría de la seleccion natural nos es dado hasta cierto punto responder a estas preguntas. No es necesario aquí con- siderar cómo llegaron á dividirse los cuerpos de algunos ani- males en una serie de segmentos, ó cómo se dividieron en cos- tados derecho é izquierdo con órganos que se corresponden; porque cuestiones semejantes están casi fuera de la investiga- cion. Es, sin embargo, probable que algunas estructuras seria- les son el resultado do células que so multiplican por division, produciendo la multiplicacion de las partes desarrolladas de dichas células; debe bastar para nuestro propósito tener presen- te que una repeticion indefinitla de la misma parte ú órgano es la característica comun, como Owen lo ha observado, de toda forma inferior ó poco especializada; por tanto, el desconocido progenitor de los vertebrados tenía probablemente muchas vértebras; el desconocido progenitor de los articulados muchos segmentos, y el desconocido progenitor de las plantas que dan llores, muchas hojas dispuestas en una ó más espiras. Ante- riormente hemos visto que aquellas partes que se repiten mu- chas veces están eminentemente sujetas á variar, no solamente en número, sino tambien en formas; por consiguiente esas partes que existian ya on número considerable y que son alta- mente variables, proporcionarian naturalmente los materia- les para adaptarse a los propósitos más diferentes; y con todo conservarian generalmente, merced á la fuerza de la heren- cia, huellas claras de su parecido original ó fundamental. Con- servarian tanto más este parecido cuanto que las variaciones