484 ORIGEN DE LAS ESPECIES co que desempeña un papel completo en la economía de la na- turaleza. Sin embargo, dos grandes naturalistas, Milne Edwards y Agassiz insisten fuertemente en que los caracteres embriolo- gicos son los más importantes de todos; doctrina que por ver- dadera ha sido muy generalmente aceptada. Sin embargo, al- gunas veces se ha exagerado su importancia por no haberse cxcluido los caracteres de adaptacion de las larvas; para de. mostrar esto arregló Fritz Müller la gran clase de los crustá- ccos, valiéndose solamente de estos caracteres, y llegó á un ar: reglo que no era natural. Pero no cabe duda que los caracteres cmbriónicos, excluyendo los de las larvas, son del mayor valor para la clasificacion, no solamente en los animales sino tam- bien en las plantas. Así, las principales derivaciones de las plantas que llorecen están fundadas en diferencias del embrion, en el número y posicion de los cotiledones, y en el modo do desarrollo de la plúmula y de la raticula. Inmediatamente ve- remos por qué estos caracteres poseen valor tan allo en la cla- silicacion, que no es sino por ser genealógico en su arreglo el sistema natural. Nuestras clasificaciones están a menudo influidas de lleno por cadenas de alinidades. No hay nada más fácil que definir un número de caracteres comunes á todos los pájaros; pero para los crustáceos ha sido hasta ahora imposible una defini- cion semejante. Ilay crustáceos en los términos extremos de la serie que apenas tienen un solo carácter comun; sin embargo, las especies en ambos extremos, por ser claramento vecinas do otras, y éstas de otras, y así sucesivamente, pueden recono- cerse que pertenecen inequívocamente á esta clase de articu- lados, y no á otra alguna. Se ha empleado á menudo en la clasificacion, faltando qui- zás completamente á la lógica, la distribucion geográfica, más especialmente en grupos muy grandes de formas estrecha- mento aliadas. Temminck insiste en la utilidad, y áun en la necesidad de hacerlo así para ciertos grupos de pájaros: algu- gunos entomólogos y botánicos han seguido esta práctica. Finalmente, con respecto al valor relativo de los varios gru- pos de especies, tales como órdenes, subórdenes, familias, sub- familias y géneros parecen ser casi arbitrarios, por ahora al mónos. Algunos de los mejores botinicos, como Mr. Bentham y otros, han insistido mucho en su valor arbitrario. Podrian
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