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ORIGEN DE LAS ESPECIES

propias en mucho mayor número que las formas meridionales en las suyas, y, por consiguiente, han adelantado á un estado más alto de perfeccion ó poder dominante por medio de la seleccion natural y de la competencia. Y de este modo, al mezclarse las unas y las otras en las regiones ecuatoriales durante las alternativas de los períodos glaciales, las formas septentrionales fueron más poderosas y estuvieron en disposicion de sostener sus lugares en las montañas, y de emigrar despues hácia el Sur con las formas meridionales, lo cual no pudieron hacer éstas con respecto á las septentrionales. De igual manera, en los dias actuales, vemos que muchisimas producciones europeas cubren la tierra en la Plata, Nueva-Zelanda y, en un grado menor, en Australia, en cuyo sitio han derrotado á las indígenas; miéntras que al mismo tiempo son muy pocas las formas del Sur que se han naturalizado en parte alguna del hemisferio del Norte, à pesar de haberse importado á Europa, en gran escala, cueros, lana y otros objetos muy á propósito para transportar semillas, durante los últimos dos ó tres siglos de la Plata, y durante los últimos cuarenta ó cincuenta años de Australia. Las montañas Neilgherrie de la India ofrecen sin embargo, una excepcion parcial; porque, segun me dice el Dr. Hooker, en ellas se siembran rápidamente y se naturalizan las formas australianas. Antes del último gran período glacial estaban pobladas indudablemente las montañas intertropicales con formas alpinas endémicas; pero éstas casi han cedido el puesto en todas partes á las formas más dominantes engendradas en las regiones más extensas y en los talleres más eficaces del Norte. En muchas islas las producciones naturales han sido casi igualadas, y áun sobrepujadas en número por las que se han naturalizado luego, y este es el primer paso hacia la extincion. Las montañas son las islas de la tierra, y sus habitantes han cedido el puesto á los producidos en las más vastas áreas del Norte, de la misma manera precisamente que los habitantes de las islas verdaderas lo han cedido en todas partes, y lo están todavía cediendo, á las formas continentales, aclimatadas por la intervencion del hombre. Aplicaré los mismos principios á la distribución de los animales terrestres y de las producciones del mar en las zonas templadas septentrionales, y en las montañas intertropicales. Cuando durante el colmo del período glacial las corrientes del