418 ORIGEN DE LAS ESPECIES pantanos, lagos, grandes rios, en casi todas las temperaturas. Apenas hay un clima ó condicion en el mundo viejo , al que no pueda encontrarse paralelo en el nuevo, al menos en todo aquello que las mismas especies generalmente requieren. Sin duda que pueden indicarse áreas pequeñas en el mundo anti- guo, más calientes que cualquiera del nuevo mundo; pero éstas no están habitadas por una fauna diferente de la de las locali- dades que las rodean, porque os raro encontrar un grupo de organismos, confinado á una pequeña extension, cuyas condi- ciones sean peculiares sólo en un ligero grado: y á pesar de este paralelismo general en las condiciones de los dos mun- dos, ¡cuán diferentes son sus produccionos vivas! En el hemisferio del Sur, si comparamos grandes extensio- nes de tierra de Australia, del Africa del Sur, y la América del Sur occidental, entre las latitudes de 25° y 35º, encontra- remos partes en extremo semejantes en todas sus condiciones, y no sería posible, sin embargo, señalar tres faunas y floras más completamento desiguales. O tambien podemos comparar las producciones de la América del Sur al Sur de los 35º de latitud, con las que están al Norte de los 25°, que, por conse- cuencia, están separadas por un espacio de 10° de latitud, y están expuestas á condiciones considerablemente diferentes, y que, sin embargo, están incomparablemente relacionadas entre sí de un modo más íntimo que lo están las producciones de Australia y Africa, casi en el mismo clima. Podrian citarse hechos análogos con respecto a los habitantes del mar. Un segundo hecho importante, que llama mucho nuestra atencion al cchar una ojeada general, es que las barreras de cualquier clase, ó los obstáculos para la libre emigracion, están relacionados de una manera íntima é importante con las dife- rencias entre los productos de las varias regiones. Esto lo ve- mos en la gran diferencia de casi todas las producciones ter- l'estres de los mundos nuevo y antiguo, excepto en las partes septentrionales en donde la tierra casi se une y en las que, con un clima ligeramente diferente, pudo haber libre emigra- cion para las formas templadas del Norte, como la hay hoy para las producciones estrictamente árticas. Vemos el mismo hecho en la gran diferencia entre los habitantes de Australia, Africa y América del Sur, en la misma latitud; porque estos países están casi lo más aislado posible unos de otros. En
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