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294 ORIGEN DE LAS ESPECIES coexistieron con el mastodonte y caballo, podria al menos ha- berse inferido que habian vivido durante una de las últimas épocas terciarias. Cuando hablamos de las formas de vida marinas, como ha- biendo cambiado simultáneamente en todo el mundo, no hay que suponer que esta expresion se refiere al mismo año ó al mismo siglo, ni áun que tiene un sentido geológico muy estric- to; porque si todos los animales marinos que hoy viven en Eu- ropa, y todos los que en ella vivieron durante el período pleis- tocene (período remotísimo, si se mide por años, y que com- prende toda la época glacial), se compararan con los que ahora existen en la América del Sur ó en Australia, el naturalista de más habilidad apenas podrá decir si son los actuales habitan- tes, ó los del período pleistocene, los que más parecido tenian con los del hemisferio del Sur. Del mismo modo tambien sos- tienen algunos observadores, en alto grado competentes, que las producciones de los Estados-Unidos en estos dias tienen más relaciones con las que vivieron en Europa durante ciertas épocas terciarias recientes, que con las que al presente la ha- bitan; y si esto es así, es evidente que los lechos fosilíferos quo hoy se depositen en las costas de la América del Norte, esta- rian más adelante expuestos á ser clasificados con los europeos algun tanto mas viejos. A pesar de todo ésto, y mirando á una época futura en lo remoto, no puede habor duda de que todas las formaciones marinas más modernas, á saber: la pliocene superior, la pleistocene y las capas estrictamente modernas de Europa, de la América del Norte y Sur y de la Australia, scrian correctamente calificadas como simultáneas en un sen- tido geológico, por contener restos fósiles en algun grado in- mediatos y por no incluir aquellas formas que solamente so encuentran en los depósitos subyacentes más antiguos. El hecho de que las formas de vida cambien simultánea- mente, en el sentido extenso dicho, en distintas partes del mun- do, ha extrañado grandemente á MM. de Verneuil y d'Archiac, admirables observadores. Despues de hacer referencia al pa- ralelismo de las formas de vida paleozóicas en varias partes de Europa, añaden: «Si sorprendidos por esta extraña serie, volvemos nuestra atencion a la América del Norte, y allí des- cubrimos una marcha de fenómenos análogos, parecorá cierto que todas estas modificaciones de especies, la extincion de las