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374 ORIGEN DE LAS ESPECIES te de 1844 á 1846 y de 1853 á 1857, se han modificado conside- rablemente las conclusiones sobre la primera aparicion y des- aparicion do diferentes grupos de animales; y una tercera edi- cion requeriria aún mayores cambios. Yo puedo recordar el hecho, bien conocido, de que en tratados de geologia publicados no hace muchos años, se hablaba siempre de los mamíferos como si hubioran venido bruscamente al mundo en los princi- pios de la serie terciaria. Y ahora una de las acumulaciones más ricas que se conocen de mamíferos fósiles pertenece a la mitad de la serie secundaria; y so han descubierto verdaderos mamíferos en las nuevas capas de arena roja, casi en los prin- cipios de esta gran seric. Acostumbraba Cuvier à sostener que no habia habido ni un mono en una capa terciaria; pero hoy se han descubierto ya especies extinguidas en la India, en la América del Sur y en Europa que se remontan á las capas miocenes. Si no liubiera sido por el raro accidente de la con- servacion de pisadas en la nueva arena roja de los Estados- Unidos ¿quién se hubiera aventurado á suponer que hubieran existido en aquel periodo treinta animales cuando menos di- ferentes á manera de pájaros y algunos de un tamaño gigan. tesco? Ni un fragmento de hueso se ha descubierto en esas capas. No hace mucho tiempo todavía que sostenian los pa- leontólogos que todas las clases de pájaros brotaron repenti- namente a la vida durante el período cocene; pero hoy sabe- mos, porque nos lo ha demostrado el profesor Owen, que vivia un pájaro con certeza durante el depósito de la tierra verde su- perior; y todavía más recientemente ha sido descubierto en las capas oolíticas de Solenhofen, ese extraño pájaro, el Archeop- terix, con una larga cola como de lagarto, que tiene un par de plumas en cada coyuntura y con alas armadas de dos garras libres. Apónas hay descubrimiento rociento que demuestre más palpablemento que éste cuán poco sabemos todavía de los pri- meros habitantes del mundo. Puedo dar otro caso todavía que, por haber pasado á mi vista mo llamó mucho la atencion. En una memoria sobre los cirrípedos sesiles fósiles manifestó que por el gran número do especies terciarias existentes y extinguidas; por la extraordi- naria abundancia de individuos de muchas especies en todo el mundo, desde las regiones árticas al Ecuador, que habitan varias zonas de profundidades desde los límites de mareas su-