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AUSENCIA DE VARIEDADES INTERMEDIAS 307 de las variedades; conceden una pequeña variabilidad á cada especie, pero cuando se encuentran con una diferencia algo más grande entre dos formas cualesquiera, las clasifican am- bas como especies, á menos que tengan medios de conectar- las por las gradaciones intermedias más íntimas; y por las ra- zones que acabamos de dar, podemos esperar rara vez el que esto se realice en una seccion geológica dada. Suponiendo que By C sean dos especies, y una tercera A se encuentre en una capa más vieja é inferior, aun cuando A fucse estricta- mente intermedia entre B y C, sería sencillamente colocada como una tercera especie distinta, á menos que al mismo tiempo pudiera enlazársela con una de las dos formas, ó con las dos, por medio de variedades intermedias; tampoco hay que olvidar, como se explicó ántes, que podria A ser el pro- genitor verdadero de B y C, sin ser por esto necesariamente el intermedio estricto entre ellos en todos conceptos. De manera que podríamos obtener la especie madre y sus varios descen- dientes modificados en las capas inferior y superior de la mis- ma formacion, y á menos que obtuviéramos numerosas gra- daciones de transicion, podríamos no reconocer su parentesco, y clasificarlas, por consiguiente, como especies distintas. Notorio es en qué diferencias excesivamente porqueñas han fundado muchos palcontólogos sus especies; y tanto más dis- puestos están á hacerlo así, cuanto que los ejemplares provienen do diferentes subcapas de la misma formacion. Algunos expo- rimentados conchólogos están ahora considerando y clasifi- cando como variedades, muchas de las especies más delicadas de D'Orbigny y de otros; en esta opinion encontramos nos- otros la clase de prueba del cambio que por la teoría debiamos en- contrar. Considérese otra vez los depósitos terciarios más re- cientes, que comprenden muchas conchas que la mayor parte de los naturalistas creyó que eran idénticas á especies existen- les; pero algunos excelentes naturalistas, como Agassiz y lic- tet, sostienen que todas estas especies terciarias son especílica- mente distintas, aunque admiten que la distincion es muy ligera; así, que á no creer que estos eminentes naturalistas han sido extraviados por sus imaginaciones, y que estas últi- mas especies terciarias no presentan diferencia real alguna de sus ropresentantes vivos, ó á menos que admitamos, en oposi- cion con el juicio de la mayor parte de los naturalistas, que