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356 ORIGEN DE LAS ESPECIES plo: tómese una tira estrecha de papel de 83 piés y 4 pulga- das de largo, y extiéndase á lo largo de la pared de una gale- ría; márquese luego en un extremo la décima parte de una pul- gada. Si este décimo de pulgada representa cien años, la tira entera representa un millon. Pero téngase presente, con rela- cion al asunto principal de esta obra, lo que son cien años, representados por una medida completamente insignificante en una galería de las dimensiones expresadas. Algunos criadores eminentes han modificado tanto en su vida animales superiores, que se propagan mucho más lentamente que la mayor parte de los inferiores, que han formado lo que bien merece llamarse una nueva subcasta. Pocos hombres se han ocupado en mejo- rar una raza con el debido cuidado más de medio siglo, de modo que cien años representan la obra de dos criadores suce- sivos. No hay que suponer que las especies en un estado de naturaleza cambien nunca tan rápidamente como los animales domésticos bajo la guia de la seleccion metódica. La compara- cion sería en todos conceptos más justa con los efectos que se siguen de la seleccion inconsciente, ó sea la conservacion do los animales más útiles ó más liermosos, sin intencion de mo- (lificar la casta; pero por este procedimiento de seleccion in- consciente, várias razas han sido sensiblemente cambiadas en el curso de dos o tres siglos. Las especies, sin embargo, cambian probablemente de un modo mucho más lento dentro del mismo país; solamente unas pocas cambian al mismo tiempo. Esta lentitud es consecuencia de estar los habitantes del mismo país tan bien adaptados entre sí, que no ocurren en la economía de la naturaleza nue- vos lugares, sino despues de largos intervalos, debido a la ocur- rencia de cambios físicos de alguna clase ó á la inmigracion de nuevas formas. Ademas, las variaciones ó diferencias indi- viduales en la direccion deseada, por cuyo medio podrian al- gunos de los habitantes estar mejor adaptados á sus nuevos lugares en las circunstancias cambiadas, no siempre se pre- sontan desde luego. Desgraciadamente no tenemos medios de determinar cuántos años tiene el período que se necesita para modificar una especie; pero tenemos que volver al asunto del tiempo. ya