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LEYES QUE GOBIERNAN LA ESTERILIDAD 321 cundidad de los primeros cruzamientos y de los híbridos, pro- ductos de ellos, depende en gran medida de su afinidad siste- mitica. Esto está claramente demostrado, porque nunca se han criado híbridos de especies colocadas por los sistemáticos en distintas familias; y por otra parte, por la facilidad con que se unen generalmente las especies muy immediatamente próximas; pero no es de ninguna manera exacta la correspondencia entre la alinidad sistemática y la facilidad de cruzarse. Podria pre- sentarse una multitud de casos de especies muy intimamente próximas que no se unen ó que lo hacen solamente con dili- cultad extrema; y por el contrario, de especies muy distintas que se unen con la mayor facilidad. En la misma familia puede haber un género como el Dianthus, on el cual muchisimas especies puedan cruzarse con la mayor facilidail; y otro género como el Silene, en el cual han fracasado los esfuerzos más per- severantes para producir un solo híbrido entre especies extre- madamente próximas. Aun dentro de los límites del mismo gé- nero, nos encontramos con esta misma diferencia; por ejemplo, las muchas especies del género Nicoliana se han cruzado más extensamente que las especies de casi todos los demas; pero Gaertner encontró que la Nicotiana acuminata que no es una especie particularmente distinta, fracasó con obstinacion en fe- cundizar ó en ser fecundizada nada ménos que por otras ocho especies de nicotianas. Muchos casos análogos podrian pre- sentarse. Nadie ha podido indicar qué clase ó qué cantidad de diferen- cia ó carácter apreciablo es suficiente para impedir que dos es- pecies se crucen; puede demostrarse que las plantas que más se diferencian en hábitos y aspecto general, y que tienen dis- tinciones fuertemente marcadas en cada una y en todas las par- tes de la flor, áun en el polen, en el fruto y en los cotiledones pueden cruzarse. Plantas anuales y perennes, árboles que mudan la hoja y que no la mudan, plantas que habitan diſe- rentes estaciones y preparadas para climas en extremo dife- rentes, pueden cruzarse á menudo con facilidad. Por cruzamientos reciprocos entre dos especies, entiendo yo, por ejemplo, el caso de una burra cruzada con un caballo padre, y de una yegua con un burro garañon: estas dos especies puede decirse que han sido recíprocamente cruzadas. Hay á menudo la mayor diferencia posible en la facilidad de hacer cruzamien 21