RESUMEN 309 c bábito. Porque los hábitos peculiares, limitados a las obre- ras ó hembras estériles, por mucho tiempo que pudieran ser seguidos, no seria posible que afectaran á los machos y hem- bras fecundas, que son los únicos que dejan descendencia: mo sorprende que no haya habido hasta aquí quien haya presen- tado este caso demostrativo de los insectos neutros, contra la bien conocida doctrina del hbito heredado tal como la pre- senta Lamarck. Resúmen. Ils tratado en este capitulo de demostrar brevemente que las cualidades mentales de nuestros animales domésticos va- rían y que se heredan estas variacionos. He intentado demos- trar todavía más brevemente que los instintos varían ligera- mente en un estado natural. Nadie disputará que los instintos son de la mayor importancia para cada animal; por lo tanto, no hay dificultad real cambiando las condiciones de vida, para que la seleccion natural acumulo en un grado cualquiera las ligeras modificaciones de instinto que sean de algun modo útiles. En muchos casos, es probable que hayan cntrado en juego el hábito, ó el uso y el desuso. No pretendo que los ho- chos presentados en este capítulo den fuerza de ninguna clase á mi teoría, pero ninguno de los casos de dificultad la anula, si no estoy yo completamente equivocado. Por otra parte, el hecho de que los instintos no sean siempre absolutamente per- fectos y estén sujetos á equivocaciones: el que no pueda pre- sentarse un instinto que haya sido producido en Denolicio de otros animales, por más que estos se aprovechen de los instintos de otros: el que el canon de historia natural Natura non facit saltum soa aplicable a los instintos lo mismo que á la estruc- tura corpórea y sea plenamente inteligible con las opiniones anteriores y de otros modos inexplicables; todo tiende á cor- roborar la teoría de la seleccion natural. Tambien esta teoría adquiere ſuerza por unos pocos hechos más con respecto a los instintos; como en el caso comun de es- pecies muy cercanas, pero distintas, que habitan partes dis- tantes del mundo y viven en condiciones considerablemente diferentes, y que sin embargo conservan con frecuencia casi los mismos instintos. Por ejemplo, podemos entender cómo
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