ORIGEN DE LAS ESPECIES cia grandemente de sus padres, y que es absolutamente este- ril; de modo que nunca pudo haber trasmitido sucesivamente á su pirogenie las modificaciones de estructura o de instinto adquiridas. Puede y debe preguntarse pues, ¿cómo es posible reconciliar este caso con la teoria de la seleccion natural? Primeramente recuerdese que tenemos innumerables casos, tanto en nuestras producciones domésticas como en las que están en un estado de naturaleza, de todas clases de diferencia de estructura hereditaria, que están correlacionadas con ciertas edades y con uno y otro sexo. Tenemos diferencias correlacio- nadas, no solamente con un sexo, sino con el corto periodo en que el sistema reproductivo es activo, como en el plumaje nupcial de muchos pájaros, y en las encorvadas quijadas del sulmon macho. Tenemos tambien pequeñas diferencias en los . cuernos de diferentes castas de ganado, en relacion con un es- tado artificialmente imperfecto del sexo macho; porque los bucyes de ciertas castas tienen mayores cuernos que los de otras castas, relativamente á la longitud de los mismos, tanto en los toros como en las vacas de las mismas castas. Por esta razon, no veo yo una gran dificultad en que cualquier carácter se correlacione con la condicion estéril de ciertos miembros en las comunidades de insectos. La dificultad consiste en en- tender cómo esas modificaciones correlativas de estructura pudicran acumularse lentamente por la seleccion natural. Esta dificultad, aunque insuperable al parecer, se disminu- ye, y, á mi juicio desaparece, cuando se recuerda que la se- leccion puede aplicarse á la familia lo mismo que al indivi- duo, y que de este modo puede adquirir el objeto deseado. Los criadores de ganado desean que estén bien mezclados, juntos lo magro y lo gordo de la carne: un animal que tenia estos caracteres ha ido al matadero; pero el criador ha conti- nuado con confianza con la misma casta, y ha conseguido lo que se proponia. Una ſe semejante debe colocarse en el poder de la seleccion; porque una casta de ganado cuyos bucyes ten- gan siempre cuernos extraordinariamente largos, podria proba- blemente formarse observando cuidadosamente qué toros y quó vacas cran las que producian bueyes con cuernos más largos; y, sin embargo, ningun buey habria propagado nunca su espe- cie. Vaya otro ejemplo real y mejor. Segun M. Verlot, algunas variedades del Slock doble anual, por haber sido larga y cui-
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