ORIGEN DE LAS ESPECIES cliente de la especie esclava F.luscu: algunas veces hasta tres de estas últimes hormiuas se colgitron de las patas de uma F. sanguinea. Estas últimas mataban sin piedad a sus peque- nos enemigos y se llevaban los cuerpos muertos para alimen- to i sunidlo, que estaba á 39 varas de distancia; pero no con- siguieron corer ninguna crisálida que cilucar como esclava. Entonces yo saque de otro hormiguero unas cuantas crisálidas de F. ſus a y las puse en el suelo en un sitio descubierto cerca del campo de batalla: fueroa inmediatamento recogidas con avidez y llevadas por los tiranos, quienes quizás se imagi- naban despues de todo que habian salido victoriosos del ul- timo combate. Al mismo tiempo coloque en el mismo punto un puñadilo de ninfas de otra especio F. fara con unas pocas de estas hormiguitas amarillas todavia adheridas á los fragmentos de sus nidos. Esta especie es tambien esclavizada alguma vez, aunque rara, como lo ha descrito Mr. Smith. Aunque son hor- migas muy pequeñas son muy valientes, y las he visto atacar ferozmente á otras clases. En un caso encontró con sorpresa mia una comunidad independiente de F. Mara bajo una piedra al lado de un nido de la esclavista F. sanguinea; y cuando yo habia accidentalmente puesto en revolucion ambos nidos noto que las hormigas pequeñas atacaban con valor asombroso á sus grandes vecinas. Curioso de averiguar si la F. sanguinea podia distinguir las ninfas de la F. fusca, que son las que habi- tualmente hacen esclavas, de las ninfas de la pequeña y furiosa F. ſlaca, a la que rara vez apresan, vi evidentemente las distinguen desde luego: porque ya hemos visto que apresaron ávida é instantáncamente las ninfas de la F. fusca, mientras que se quedaron muy aterrorizadas cuando se encontraron con las ninfas y aun con la tierra del nido de la F. flata y se pu- sieron en precipitada fuga; pero á cosa de un cuarto de hora, poco despues de haber desaparecido ya las hormigas amari- llas, recobraron el ánimo y cargaron con las ninfas. Una tarde visité otra comunidad de F. sanguinea y encon- tre un número de estas hormigas ya de vuelta entrando en sus nidos y trayendo los cuerpos muertos de F. fusca (lo cual probaba que no cra una mudanza) y numerosas ninfas. Vi una larga fila de hormigas cargadas de botin que se extendia más de cuarenta varas hasta un espesísimo matorral de donde vi que
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