258 ORIGEN DE LAS ESPECIES absoluto ile sus esclavos, sin la ayuda de éstos, se extinguiria ciertamente la especie en un solo año. Los muchos y las hem- bras fecundas no hacen ninguna clase de trabajos, y las traba- jadoras o hembras estériles, aunque mis enérgicas y valientes para capturar esclavos, no hacen otra cosa. Son incapaces de construir sus propios nidos o de alimentar á sus propias lar- Vils. Cuando el nido viejo ya no sirve y tienen que emigrar, los esclavos son los que determinan la emigracion y los que llo- van literalmente a sus amos en sus bocas. Tan completamente impotentes son los amos, que cuando luber encerró treinta de estos sin un esclavo, pero con abundante alimento del que ellas prefieren, y con sus propias larvas y ninfas para estimularlas al trabajo, nada hicieron; no pudieron ni alimentarse ellas mismas, y muchas perecicron de hambre. Entonces Huber introdujo un solo esclavo (T. lusca), que se puso inmediata- mente a trabajar; alimentó y salvó a las que vivian, hizo algu. nas coklas, cuillo de las larvas, y todo lo puso en orden. ¿llay nada más extraordinario que estos hechos bien averiguados? Sino hubiéramos conocido ninguna otra hormiga que hiciera esclavos, hubiera sido tiempo perdido el empleado en especul- har sobre cómo podria haberse perfeccionado instinto tan ma. ravilloso. Otra especie. Formica sanguinea, ſué tambien descubierta primeramente por Pierre Huber, como hormiga que hacia es- claros. So encuentra esta especie en las partes meridionales de Inglaterra, y sus hibitos han sido estudiados por Mr. F. Smith, del Museo Británico, il quien debo muchos informes sobre este y sobre otros puntos. Aunque con plena confianza en lo que clecian lluber y Mr. Smith, trató de abordar el asunto con ánimo escéptico, pues todo el mundo está excusado cuando pone en du la la existencia de un instinto tan extraordinario como el de hacer esclavos. Por esto daré las observaciones que hice con algunos pequeños detalles. Abri catorce nidos de For- mica sanguinca, y encontré en todos ellos unos pocos cscla- vos. Los machos y las hembras fértiles de la especie esclava (Formica fusca), se encuentran solamente en sus propias co- munidades, y no han sido vistos nunca en los nidos de F. san- guinea. Los esclavos son negros, y próximamente de la mitad de tamaño de sus encarnados dueños; de modo que el contraste en su aspecto es grande. Cuando se perturba ligeramente el
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