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ORIGEN DE LAS ESPECIES

mente un adelanto en la organizacion, aunque en algunos pocos casos un retroceso. M. Mivart se inclina ademas á creer, y algunos naturalistas están con él de acuerdo, que las especies nuevas se manifiestan de repente, «por modificaciones que aparecen desde luego.» Por ejemplo: supone que las diferencias entre el extinguido hipparion de tres dedos y el caballo, surgieron repentinamente. Juzga dificil de creer que el ala de un pájaro se haya desarrollado de otra manera que por una modificacion relativamente brusca, de naturaleza marcada é importante; y, al parecer, querria extender la misma opinion á las alas de los murciélagos plerodactilos. Esta conclusion, que indica grandes lagunas ó soluciones de continuidad en la serie, paréceme improbable en el más alto grado. Todo el que crea en la evolucion lenta y gradual admitirá desde luego que puede haber habido cambios especílicos tan bruscos y tan considerables como una simple variacion cualquiera de las que encontramos en el estado silvestre ó hasta en el doméstico. Pero como las especies son más variables cuando están domesticadas ó cultivadas que en sus condiciones naturales, no es probable que variaciones tan grandes y repentinas hayan ocurrido con frecuencia en el estado natural como se sabe que de vez en cuando surgen en el estado doméstico. De estas últimas variaciones algunas pueden ser atribuidas al salto atrás; y los caracteres que de este modo reaparecen probablemente fueron en muchos casos adquiridos al principio de una manera gradual. Todavía mayor número de ellas son monstruosidades, como los hombres con seis dedos, los hombres puerco-espines, los carneros ancon y el ganado niata, etc.; y como son enteramente diferentes en carácter de las especies naturales, muy poca luz arrojan en nuestro asunto. Excluyendo semejantes casos de variaciones bruscas, los pocos que quedan constituirian cuando más si se los hallara en un estado natural especies dudosas íntimamente relacionadas con los tipos de sus antecesores. Mis razones para dudar de que las especies naturales hayan cambiado tan bruscamente como lo han hecho ocasionalmente las razas domésticas, y para no creer en absoluto que hayan cambiado de la manera maravillosa indicada por M. Mivart son las que siguen. Segun nuestra experiencia ocurren varia-