OBJECIONES Á LA TEORIA 267 el buen sentido o hasta el grado justo. Muchas especies deben de haber estado impedidas de aumentar el número por agentes destructores, que ninguna relacion tenian con ciertas estruc- turas que imaginamos que hubieran sido adquiridas por me- dio de la seleccion natural, por parecernos ventajosas para las especies. En este caso, como la lucha por la existencia no de- pendia de esas estructuras, no pudieron ser adquiridas por medio de la seleccion natural: en muchos casos son necesarias condiciones complejas y de larga duracion, y muchas veces de una naturaleza peculiar, para el desarrollo de una estruc- tura; y pueden rara vez haber ocurrido las condiciones reque- ridas. La creencia de que una estructura dada, que creemos muchas veces equivocadamente que hubiera sido ventajosa para una especie, deberia en todas las circunstancias ser ad- quirida por medio de la seleccion natural, es contraria, á lo que podemos comprender, à la manera de obrar de ésta. M. Mivart no niega que la seleccion natural ha realizado algo; pero la considera «como demostrativamente insuficiente para resolver los fenómenos que yo atribuyo á su intervencion. Sus principales argumentos han sido ya considerados, y los demas lo serán más adelante. A mí me parece que no tienen mucho de demostracion, y que tienen poco peso en comparacion con los que hay en favor del poder de la seleccion natural adqui- rida por las otras causas frecuentemente especificadas. Me veo obligado á añadir, que algunos de los hechos y argumen- tos que aquí he usado, han sido ya expresados antes con el mismo objeto en un excelente artículo recientemente publi- cado en la Médico-Chirurgical Review. Hoy por hoy, casi todos los naturalistas admiten la evolu- cion bajo una ú otra forma. M. Mivart cree que las especies cambian en virtud de «una fuerza ó tendencia interna,» sobre las cuales no se pretende saber nada. Que las especies tienen una capacidad de cambiar, lo admitirán todos los evolucionis- tas; pero no es necesario, á mi modo de ver, invocar ninguna fuerza interna que no sea la tendencia á la variabilidad ordi- naria; la cual, con la ayuda de la seleccion por el hombre, ha dado nacimiento á tantas razas domésticas bien adaptadas, y la cual, con la ayuda de la seleccion natural, originaria igual- mente por pasos graduales razas ó especies naturales. El re- sultado final habrá sido, como ya se ha explicado, general-
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