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ORIGEN DE LAS ESPECIES

un rabo prehensil, pueden atribuirse casi por completo al continuado uso combinado con la herencia. Con respecto á las tetas de los animales superiores, la conjetura más probable es que primitivamente las glándulas cutáneas de toda la superficie de un saco marsupial secretaban un flúido nutritivo y que estas glándulas fueron mejoradas en sus funciones por medio de la seleccion natural y concentradas en un espacio limitado, en cuyo caso hubieran formado una teta. No es mayor la dificultad en comprender cómo las ramificadas espinas de algun antiguo equinodermo á quien servian como de defensa, se desarrollaron por medio de la seleccion natural hasta pedicellariæ tridáctilas, que para entender el desarrollo de las pinzas de los crustáceos por medio de modificaciones ligeras utilizables en los segmentos último y penúltimo de un miembro que al principio sólo se usaba para la locomocion. En las avicularias y vibráculas de los polizoas tenemos órganos muy diferentes en apariencia, desarrollados del mismo orígen; y en las vibráculas podemos entender cómo habrán sido de utilidad las gradaciones sucesivas. En los pollinia de las orquideas, los hilos que en un principio sirvieron para unir los granos de polen, pueden ser trazados hasta que llegan á ser caudículas; é igualmente pueden seguirse los pasos por los cuales la materia viscosa, tal como la secretan los estigmas de las flores ordinarias, y sirviendo todavia al mismo propósito, aunque no enteramente, llegaron á unirse á los extremos libres de las caudículas; siendo todas estas gradaciones en beneficio manifiesto de las plantas en cuestion. Se ha preguntado frecuentemente: si la seleccion natural es tan potente, ¿por qué ciertas especies no han adquirido esta ó la otra estructura, que al parecer les hubiera sido ventajosa? Pero no es razonable esperar una contestacion precisa á tales preguntas, considerando nuestra ignorancia sobre la historia pasada de cada especie y sobre las condiciones que en la actualidad determinan su distribucion y número. En la mayor parte de los casos solamente pueden darse razones generales; pero en algunos pocos las hay especiales. Así, pues, para adaptar una especie á nuevos hábitos de vida, son casi indispensables muchas modificaciones coordinadas, y puede haber sucedido á menudo que las partes necesarias no hayan variado en