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ORIGEN DE LAS ESPECIES

ORIGEN DE LAS ESPECIES Apénas es posible que todos estos movimientos ligeros, debidos à un toque ó sacudimiento en los órganos jóvenes y el estado de crecimiento de las plantas, puedan tener para éstas importancia alguna funcional. Pero poseen las plantas, obedeciendo á varios estímulos, poderes de movimiento, que son para ellas de manifiesta importancia; por ejemplo: hácia la luz, y más raramente desde la luz, en contra de la traccion de la gravedad, y más raramente en el sentido de ésta. Cuando se excitan por el galvanismo ó por la absorcion de estricnina los nervios y músculos de un animal, los movimientos que son la consecuencia pueden llamarse resultado incidental, porque los nervios y los músculos no se han hecho especialmente sensibles à estos estímulos. Lo mismo parece suceder con las plantas; que son excitadas de una manera incidental tocándolas ó sacudiéndolas, porque tienen el poder de movimiento en obediencia á ciertos estímulos. Por esto no hay grandes dificultades para admitir que, en el caso de las trepadoras de hojas y de las que tienen zarcillos, se ha aprovechado esta tendencia, que despues se ha aumentado por medio de la seleccion natural. Es probable, sin embargo, por razones que ya he dado en la memoria aludida, que esto habrá ocurrido solamente en aquellas plantas que hubieran ya adquirido el poder de revolverse, y que de este modo se hubieran hecho enredaderas. Ile tratado ya de explicar cómo se hacen las plantas enredaderas, á saber, por el aumento de una tendencia á movimienlos ligeros é irregulares revolventes, que al principio no fucron de utilidad para ellas: este movimiento, lo mismo que el debido á un toque ó sacudimiento, son el resultado incidental del poder de moverse adquirido con otros propósitos ventajosos. No pretenderé decidir si la seleccion natural ha sido ayudada por los efectos heredados del uso durante el desarrollo gradual de las plantas trepadoras, pero sabemos que ciertos movimientos periódicos, tales como el que se ha designado con el nombre de sueño de las plantas, están gobernados por el hábito. Bastante consideracion he prestado, acaso más que la suficiente, á los casos escogidos por un naturalista hábil para probar que la seleccion natural es incompetente para explicar los estados incipientes de las estructuras útiles, y espero haber demostrado que en este punto no hay una gran dificultad. Una