OBJECIONES Á LA TEORÍA 253 bilidades de tener y de criar descendencia.» Pero no hay necesidad de semejante creencia. Para el objeto es muy pro- bable qne bastara el hábito y éste casi siempre implica que se obtiene algun beneficio grande é pequeño. Brehm vió á los pequeñuelos de una mona africana (Cercopithecus) sujetos á su madre por debajo con sus manos, al mismo tiempo que enganchaban sus rabitos al de su madre. El profesor Henslow tuvo encerrados algunos ratones de cosecha (mus messorius) que no poseen una cola de estructura prehensil; pero observó con frecuencia que rizaban los rabos alrededor de las ramas de un arbusto colocado en la jaula, y que de este modo se ayudaban para trepar. He recibido una rela- cion análoga del Dr. Günther, que ha visto un raton col- garse asimismo por el rabo. Si el raton de cosecha hubiese sido más estrictamente arbóreo, hubiese tenido quizás un rabo que por su estructura sirviera para cogerse, como su- cede con algunos miembros del mismo órden. Sería difícil decir por qué no ha llegado á estar dotado así el Cercopithecus considerandosus hábitos cuando pequeño. Es, sin embargo, po- sible que el largo rabo de este mono sea más útil como órgano de equilibrio al dar sus brincos prodigiosos, que como órgano prehensil. Las glándulas mamarias son comunes á toda la clase de los mamíferos y son indispensables para su existencia; necesitan por tanto, haber sido desarrolladas en un período extremada- mente remoto y nada sabemos positivamente de su manera de desarrollo. Pregunta M. Mivart: «¿Puede concebirse que el pequeñuelo de un animal cualquiera escapara nunca de la des- truccion mamando accidentalmente una gota de flúido escasa- mente nutritivo de una glándula cutánea, accidentalmente hipertrofiada, de su madre? ¿Y aun cuando así fuera, qué pro- babilidades habia de que tal variacion se perpetuara ? »; pero así no está presentado el caso imparcialmente. Admiten casi todos los evolucionistas que los mamíferos descienden de una forma marsupial; y si así es, las glándulas mamarias habrán sido desarrolladas al principio del saco marsupial. En el caso del pez Hippocampus los huevos son empollados y los peque- ñuelos criados por algun tiempo dentro de un saco de esta naturaleza; y un naturalista americano, Mr. Lockwood, creo por lo que ha visto del desarrollo de los pequeñuelos, que son
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